martes, 27 de enero de 2015

 

¿Por qué a algunos les cuesta más hacer deporte?



La vista es el sentido más importante y fundamental que tenemos.  

Estamos constantemente mirando al mundo que nos rodea, e identificamos y entendemos rápidamente lo que estamos viendo.  
Comencemos con un ejemplo de este mismo hecho. Les voy a mostrar una foto de una persona durante un par de segundos y me gustaría que identificaran qué emoción se refleja en su rostro.  

¿Listos?  


Vamos. Lo que les diga el instinto. De acuerdo, ¿qué ven? Bien, hicimos una encuesta a más de 120 personas con resultados dispares. La gente no coincidía en que emoción se podía leer en este rostro. Tal vez vieron malestar. Esta es la respuesta más común que recibimos. Pero si preguntan a la persona a su izquierda, podría haber dicho arrepentimiento o escepticismo, y si preguntan a alguien a su derecha les pueden decir algo completamente diferente, como esperanza o empatía. Todos estamos viendo la misma cara. Y podemos ver algo totalmente diferente, porque la percepción es subjetiva. Lo que pensamos que vemos, en realidad es filtrado por nuestro propio ojo mental.

 Por supuesto hay muchos otros ejemplos de cómo vemos el mundo a través de nuestro ojo mental. Les voy a dar solo algunos ejemplos. Las personas que están a dieta, por ejemplo, ven las manzanas más grandes que los que no están contando calorías. Los jugadores de softbol ven la pelota como más pequeña si pasan por una mala racha en comparación con los que han tenido éxito. Y de hecho, nuestras convicciones políticas también afectan la forma en que vemos a la gente, incluidos los políticos. Mi equipo de investigación y yo decidimos probar esta hipótesis. En 2008, Barack Obama era candidato a la presidencia por primera vez, y llevamos a cabo un estudio con cientos de estadounidenses un mes antes de las elecciones. La encuesta mostró que algunos estadounidenses piensan que fotos como éstas reflejan el aspecto real de Obama. De esas personas, el 75 % votaron por Obama en las elecciones actuales. Otros, sin embargo, pensaban que fotos como éstas reflejaban mejor cómo se ve en la realidad. El 89 % de estas personas votaron por McCain. Mostramos muchas fotos de Obama, una a la vez, y la gente no se dio cuenta de que lo que cambiábamos de una foto a otra era que habíamos aclarado artificialmente u oscurecido el tono de su piel. ¿Cómo es esto posible? ¿Cómo puede ser que cuando miramos a una persona, un objeto o un evento vemos algo completamente diferente de cómo lo ven otros? Hay muchas razones, pero una requiere que entendamos un poco mejor el funcionamiento de nuestros ojos. Los especialistas en visión saben que la cantidad de información que podemos percibir en un momento dado, que podemos enfocar, en realidad es relativamente pequeña. Lo que podemos ver con gran nitidez, claridad y precisión es equivalente a la superficie de nuestro pulgar teniendo el brazo extendido. Todo lo demás es borroso, lo que hace que el resto de la información se presente como ambigua para nuestros ojos. Pero hay que aclarar y dar sentido a lo que vemos, y es nuestra mente la que nos ayuda a rellenar los espacios vacíos. En consecuencia, la percepción es una experiencia subjetiva, y así es como terminamos viendo con nuestro ojo mental.  

Soy psicóloga social, y estos temas despiertan mi interés. Me fascinan estos casos en los que las personas no ven lo mismo. ¿Por qué alguien puede literalmente ver el vaso medio lleno mientras que otra persona, literalmente, lo ve medio vacío? ¿Qué es lo que hace que los pensamientos y los sentimientos los lleven a ver el mundo de una manera completamente diferente? ¿Y acaso importa? Para responder a estas preguntas mi equipo de investigación y yo decidimos investigar a fondo un tema que ha recibido mucha atención internacional: la salud y la condición física. En todo el mundo la gente lucha para controlar su peso, y hay una serie de estrategias que nos ayudan a evitar esos kilos de más. Por ejemplo, a menudo decidimos entrenar después de las vacaciones, pero la mayoría de los estadounidenses descubren que sus buenos propósitos de Año Nuevo quedan en nada el día de San Valentín. Nos hablamos y nos damos ánimo, prometiéndonos que este es el año para ponerse en forma, pero no es suficiente para que volvamos a nuestro peso ideal. ¿Por qué? Por supuesto, no hay una respuesta simple, pero una de las razones, sostengo, es que nuestro ojo mental trabaja contra nosotros. Algunas personas ven literalmente hacer ejercicio como algo difícil, mientras que otras lo ven como algo muy fácil. Como primer paso para probar estas cuestiones hemos reunido datos objetivos sobre la condición física de los individuos. Medimos su cintura, la comparamos con la circunferencia de sus caderas. Un alto índice cintura-cadera indica una peor forma física que un bajo índice cintura-cadera. Después de tomar estas medidas, pedimos a los participantes que caminaran hasta una línea de meta llevando peso, como en una carrera. Pero antes de hacerlo, les pedimos que estimaran la distancia hasta la línea de meta. Pensamos que su condición física podría cambiar la forma en la que percibían dicha distancia. ¿Qué encontramos? Bueno, la proporción entre cintura y cadera predijo la percepción de la distancia. La gente que no estaba en forma vio la distancia a la línea de meta considerablemente mayor que los que estaban en mejor forma. La condición física cambia la manera en la que la gente percibe su entorno. El cerebro también es capaz de hacerlo. De hecho, nuestros cuerpos y mentes actúan al unísono para cambiar la forma en que vemos el mundo que nos rodea. Esto nos llevó a pensar que tal vez la gente fuertemente motivada y con la seria intención de entrenar, podría ver la línea de meta más cercana que las personas menos motivadas. Para probar si la motivación afecta nuestra percepción de esta manera, realizamos un segundo estudio. Una vez más, reunimos medidas objetivas acerca de la condición física de las personas, midiendo la circunferencia de sus cinturas y de sus caderas, y les realizamos otras pruebas físicas. Basándose en la información que les dimos, algunos participantes nos dijeron que no estaban motivados para hacer más ejercicio. Sentían que ya habían alcanzado sus objetivos y no tenían intención de hacer más. No estaban motivadas. Otras, sin embargo, por nuestros comentarios, dijeron que estaban más motivadas para ejercitarse. Tenían un gran interés de llegar al final. Pero, una vez más, antes de dejarlos marchar les pedimos que estimaran la distancia. ¿Qué tan lejos estaba la línea de meta? Y de nuevo, como antes, encontramos que la relación cintura-cadera predijo la percepción de la distancia. La gente en baja forma observó una distancia mayor y sintió que la meta estaba más lejos que las personas que estaban en mejor forma. Lo importante es que esto solo les ocurría a personas que no estaban motivadas para hacer ejercicio. Por otra parte, los que estaban muy motivados para entrenar veían la distancia más corta. Incluso los menos en forma de los participantes vieron la línea de meta tan cerca como, incluso más cerca que muchos en mejor forma. Así que nuestro cuerpo puede cambiar la distancia aparente hasta la línea de meta, y la gente comprometida con una meta alcanzable, a la cual se pueden atener en un futuro próximo, y que cree que es capaz de lograrlo, en realidad ve la prueba más fácil. Esto nos hizo preguntarnos ¿habrá una estrategia que pudiéramos utilizar, y enseñar a la gente, que ayudara a cambiar sus percepciones acerca de la distancia, y les hiciera ver que hacer ejercicio puede parecer más fácil? Así que buscamos en la literatura especializada para averiguar lo que debíamos hacer y con base en lo que leímos, desarrollamos una estrategia que llamamos "Mantén tus ojos en la meta". Este no es un eslogan de algún cartel motivacional. Es realmente una directriz para saber cómo ver el entorno. A las personas que entrenaban con esta estrategia les dijimos que pusieran su atención en la línea de meta, que evitaran mirar alrededor, que se imaginarán un punto brillando a la meta y que dejaran todo a su alrededor volverse borroso y difícil de ver. Creímos que esta estrategia ayudaría a parecer más fácil al ejercicio. Se comparó este grupo con el grupo de control. Dijimos a este último grupo que siguiera observando su entrono como de costumbre. Que vieran la línea de meta, pero que también observaran el cubo de basura de la derecha o la gente y la farola de la izquierda. Pensamos que la gente que iba a utilizar esta estrategia percibiría su meta a una mayor distancia. ¿Qué encontramos? Cuando les pedimos que estimaran la distancia, ¿tuvo éxito la estrategia que les ayudaba a cambiar su percepción del entorno? Sí. Las personas que mantuvieron fijos sus ojos en la meta, vieron la línea de meta un 30 % más cerca que la gente que a la vez observaba su entorno como de costumbre. Pensamos que era fantástico. Estábamos muy contentos porque esto significaba que esta estrategia ayudaba a parecer hacer ejercicio más fácil, pero la gran pregunta era, ¿podría esto ayudar a mejorar el entrenamiento? ¿Podría mejorar la calidad del entrenamiento también? A continuación les dijimos a nuestros participantes que iban a ir a la línea de meta llevando peso de más. Les pusimos pesos en los tobillos que pesaban el 15 % de su peso corporal. Les dijimos que levantaran las rodillas y que caminaran rápidamente hacia la línea de meta. Diseñamos este ejercicio en particular para que fuera moderadamente difícil pero no imposible, como la mayoría de ejercicios que realmente mejoran la condición física. La gran pregunta era: ¿mantendrían sus ojos en la meta, bien enfocados en la línea de meta cambiando su experiencia al ejercitarse? Así fue. Los que centraron sus ojos en la meta indicaron más tarde que tuvieron que hacer un 17 % menos de esfuerzo para realizar los mismos ejercicios que la gente que observaba su entorno con naturalidad. Esto modificó su experiencia subjetiva sobre el ejercicio. También cambió el carácter objetivo del ejercicio. Quienes habían mantenido sus ojos en la meta se movieron de hecho un 23 % más rápido que las demás. Para que se hagan una idea, un aumento del 23 % es como intercambiar su Chevy Citación de 1980 por un Chevrolet Corvette de 1980. Estábamos muy contentos porque significaba que una estrategia que no cuesta nada y que es fácil de utilizar, estén o no en forma, o luchar por llegar a la meta, tenía un gran impacto. Mantener los ojos en la meta hacía que el ejercicio pareciera y fuera más fácil, incluso aun cuando la gente se esforzaba más, ya que se movía más rápido. Ya sé que la buena salud es algo más que simplemente ir un poco más de prisa, pero mantener los ojos en la meta puede ser una estrategia adicional útil para promover un estilo de vida saludable. Si todavía no están convencidos de que todos vemos el mundo con el ojo mental, déjenme darles un último ejemplo. Esta es una foto de una hermosa calle, en Estocolmo, con dos coches. El coche de atrás parece más grande que el coche de adelante. Sin embargo, en realidad, estos coches son del mismo tamaño, pero esa no es la forma en la que los vemos. ¿Significa eso que nuestros ojos no funcionan bien y que nuestro cerebro es un desastre? No, en absoluto. Es solo la manera en que funcionan nuestros ojos. Podemos ver el mundo de manera diferente, y a veces no coincide con la realidad, pero eso no quiere decir que uno de nosotros tenga la razón y el otro no. Todos vemos el mundo a través de nuestro ojo mental y podemos aprender a ver de una manera diferente. Puedo pensar en días en los que todo me salió mal. Estoy harta, cansada, de mal humor, estoy retrasada en el trabajo, y hay una gran nube negra encima de mi cabeza; y en estos días, me parece que todos a mi alrededor también están deprimidos. Mi colega en el trabajo parece irritada cuando pido una prórroga de la fecha límite, y mi amigo se ve frustrado cuando llego tarde al almuerzo porque una reunión se prolongó, y hacia el final del día mi marido parece decepcionado, porque yo prefiero ir a dormir que al cine. Y en días como estos, cuando todo el mundo parece molesto y enojado conmigo, trato de recordar que hay otra manera de verlo. Tal vez mi colega estaba confundida, tal vez mi amigo preocupado por mí, y tal vez mi marido fue más comprensivo. Todos vemos el mundo a través de nuestro ojo mental, y algunos días, el mundo puede parecer un lugar peligroso, difícil e insuperable, pero no tiene por qué parecer así todo el tiempo. Podemos enseñarnos a verlo de una manera diferente, y cuando encontremos una manera de hacer que el mundo se vea más agradable y todo parezca más fácil, tal vez de hecho se convierta en aquello. Gracias.

 Emily Balcetis



lunes, 19 de enero de 2015

Los 100 mejores trucos para corredores


Te presentamos los mejores trucos para optimizar tu entrenamiento de carrera y conseguir mejorar tu rendimiento. Incorpora estos 22 trucos en tu rutina de running y con el tiempo comprobarás los resultados.

1. Correr de forma regular es realmente una fuente de juventud, pues puede conseguir retardar el declive psicológico asociado a la vejez espectacularmente, los expertos dicen que hasta casi un 50%.

2. No hay nada que impida correr, salvo las lesiones. La actividad es la mejor forma de vida ¡cuando corres te estás regalando años!

3. Mejorar la resistencia. Premisa básica que condiciona todas las demás. La carrera larga, lenta y continua es la esencia del entrenamiento para el corredor de fondo. Se realiza a una velocidad moderada y sirve para mejorar la resistencia. Nunca debe ser un machaque. Nunca debes correr de más horas y debes empezar muy suave, aunque sea un corredor de 4m/km unrodaje largo lo tienes que empezar no más rápido de 5"30""/km.

4. Podrás hablar mientras corres. Otro mandamiento del running que te indica al ritmo al que tienes entrenar (salvo en las series claro) sin tener que llevar pulsómetro. Otro truco: si no puedes decir el "Padrenuestro" cuando corres sin que se entrecorte la voz es que estás haciendo el rodaje demasiado rápido.

5. Respira por la boca al correr, no sólo por la nariz. Con ello inspirarás más oxígeno y te resultará más sencillo y cómodo correr.

6. ¡Hazte con un plan de entrenamientos! Corriendo todos los días igual es imposible mejorar. .
 Así podría ser una buena semana tipo para un corredor de nivel medio: Domingo-rodaje largo, Lunes-descanso, Martes-rodaje de recuperación no más de 50", Miércoles-series (por ejemplo, 10" de calentamiento, 5 x 1000, 10" de enfriamiento), Jueves-descanso, Viernes-rodaje de recuperación 50" y Sábado-salida en bici u otra carrera no larga con cambios de ritmo).

7. Ley de oro: nunca entrenar más de 4 días seguidos ni aunque sea ritmo suave.

8. Con los rodajes o trotes se oxida las reservas de energía (carbohidratos y grasas), con gran rentabilidad, pero más lentamente. Favorecen la resistencia orgánica general, acostumbran al músculo a usar grasas y permiten bajar las pulsaciones en reposo, con lo que el corazón se hace más eficaz en su trabajo.

9. Excesos en la distancia: No por entrenar más kilómetros se mejora antes. Pasarse puede provocar tendinitis, si no se hacen de forma gradual y progresiva. No aumentes nunca de una semana para otra más de un 10% el total de kilómetros. Para que tengas una referencia, aunque entrenes para un maratón con un objetivo de bajar de 3"30"" no deberías pasar de 75 Km a la semana.

10. Las series y repeticiones son fundamentales para mejorar la potencia aeróbica y por tanto para seguir mejorando las marcas personales. Se deben realizar a ritmo de competición. Permiten que el organismo se acostumbre a reciclar el lactato. Debido a la mayor demanda de oxígeno, la eficacia cardiovascular aumenta, se agranda el corazón y se mejora la perfusión sanguínea muscular.

11. Antes de empezar a hacer series debes llevar corriendo al menos 6 meses 3 ó 4 días por semana para que los músculos estén preparados para un trabajo intenso y evitar lesiones. Nunca hacer más de un día de series a la semana. Ni el día anterior ni el posterior deberías hacer un rodaje largo (más de 70-80").

12. Las series la podríamos dividir en tres tipos. Las series largas tienen más de 2.000 metros, se hacen a tu ritmo de competición y mejorar tu sistema cardiovascular. Las series series medias (entre 600 y 2.000) acostumbran al cuerpo a reciclar el lactato y "agrandan" el corazón y se hacen más rápido que el ritmo de competición (por ejemplo, un corredor que compitan a 4"30" los 10 km haría repeticiones de 1.000 entre 4"15"" y 4"). Por último, las series cortas, que tienen menos de 500 m y se hacen casi a tope para mejorar la velocidad y la capacidad anaeróbica.

13. La recuperación en las series es muy importante. En las largas debe ser minuto y medio al trote, en las medias 1" y en las cortas 45"".

14. Hay otro tipo de series que son las cuestas. También ayudan al cuerpo a reciclar el lactato y además dan mucha potencia muscular. Debes hacerla en la primera parte de tu plan de entrenamientos y dejar de hacerlas (y centrarte en las series en llano) cuando se acerca la competición que estás preparando.

15. Puedes hacer dos tipos de cuestas: una cuesta de 40 m con desnivel máximo (apenas es posible subir andando y la subes 15 veces) o una con desnivel medio de unos 200 (la haces 10 veces). La recuperación es lo que tardas en bajarla andando.

16. Para saber si estás haciendo bien las series, debes conseguir que la última repetición sea la más rápida. También te ayudará tomarte el pulso nada más terminar y un minuto más tarde. Si no bajas al menos 30 pulsaciones es que ha sido demasiado esfuerzo para ti.

17. Si tu nivel es medio/bajo (por ejemplo, está sobre la hora en 10 km o por encima de las 4 horas en maratón) mejor hacer cambios de ritmo que series. Una vez a la semana algo similar a este entreno: tras 10" de carrera suave, haz 25" con cambios cortos una semana (30"" fuerte y 30"" suave) y largos la siguiente semana (2" fuertes y 2" suaves). La intensidad no debe ser nunca tal que te impida hablar. No olvides terminar "enfriando" con 10" suaves.

18. Mejorar la eficiencia, o economía, de carrera del fondista. Para ello es necesario trabajar regularmente la técnica de carrera. Correr bien significa adaptar la técnica a las características personales del corredor y, además, es fundamental para mejorar el rendimiento. Hay muchos ejercicios de técnica de carrera: como hacer skipping (levantar rodillas) delante y detrás, hacer saltos de triple, andar de punteras, multisaltos, etc. Con dedicar 10" a la semana un día después de correr a hacer los ejercicios es suficiente.

19. Aviso, el running engancha y el riesgo es sobrentrenarse. Una rápida pérdida de peso, la falta de apetito (de comer y también sexual) y problemas con la menstruación en el caso de las mujeres son síntomas de sobrentrenamiento. Hazte este test también: si al ponerte de pie de golpe las pulsaciones suben en más de 20 por minuto respecto a estar sentado es otro indicio de que te has pasado.

20. Con los piques en los entrenamientos conseguimos más frustraciones que satisfacciones. Ir siempre al límite nos hace rendir menos en la competición y machacar más los tendones. Hay que ser fríos y metódicos, y competir sólo con dorsal.

21. Escucha a tu corazón. La mayor parte de la rodajes tienes que hacerlos entre el 60 y el 70% de tu máximo (así el organismo se acostumbra a usar las grasas como combustible). Del 70 al 85% iremos sólo en los rodajes rápidos y al final de los rodajes largos (hablamos del último tercio o menos) y del 85% en adelante sólo en las series o en las carreras.

22. ¿Y cuál es mi máximo? Para saberlo con certeza te tienes que hacer una prueba de esfuerzo. Eso sí, olvídate de la anticuada fórmula de 220 menos la edad. Es mucho más fiable hacerte este test: calienta muy bien y luego sube a tope una cuesta de 1 km. La cifra máxima que marque tu pulsómetro en ese esfuerzo estará muy cerca de tu máximo.

23. La fuerza es una capacidad básica que influye directamente en el rendimiento del corredor. Al desarrollar más esta capacidad, se acelera la recuperación muscular, se evita en gran medida la aparición de lesiones. Y es directamente responsable de la velocidad (a más fuerza, más velocidad). Se trabaja realizando ejercicios con pesas o con gomas. Un corredor hará el trabajo de musculación con poco peso y muchas repeticiones y al terminar haremos 2 rectas de 50 m con zancada muy amplia.

24. La potencia muscular es una cualidad fundamental para mejorar posteriormente la velocidad y la resistencia. Se mejora con las cuestas específicas (de las que ya hemos hablado), los ejercicios de tobillos, las escaleras y los multisaltos.

25. Con los abdominales y con los de lumbares se fortalecen los músculos que nos mantienen erguidos, y de este modo se puede ir más rápido en los entrenamientos y se evitan dolores de espalda y en la zona pélvica. Son fundamentales los abdominales bajos.

26. Cuidado al hacer abdominales. Vigila no hacerlo nunca con las piernas estiradas, las rodillas deben estar flexionados.

27. Los estiramientos son fundamentales. Se deben realizar después de cada entrenamiento, con mucha concentración, de 12" a 20" por ejercicio. Se realizan para que los músculos recuperen su estado anterior al ejercicio, disminuyen la sobrecarga, lo que permite un mejor drenaje y estimulan una mayor circulación sanguínea, y con ello asimilar mejor el entrenamiento. Para los corredores son fundamentales los estiramientos de isquiostibiales y los de bíceps femoral; después de estos son muy importantes los de gemelos, soleos, cuadriceps, abductores y glúteos.

28. Todavía hay mucha gente que hace rebotes al hacer estiramientos (por otra parte, como nos enseñaban en el cole). Los estiramientos hay hacerlo concentrados y manteniendo la posición.

29. Un truco para saber si estás estirando bien o forzando demasiado el músculo, es respirar profundamente. Si no puedes, relaja un poco la posición.

30. Evita estirar siempre en frío. Por eso es mejor casi estirar sólo después de entrenar.

31. El entrenamiento combinado permite entrenar paralelamente sin correr. Consiste en practicar varios deportes distintos cada semana. Como salir algún día en bicicleta, ir a nadar, hacer senderismo o realizar largas caminatas.

32. Andar en bicicleta es el ejercicio físico más complementario al de correr a pie. Con esta actividad se fortalecen y potencian mucho más los grupos musculares frontales de las piernas, es decir, cuadriceps, tibiales y peroneos. Permite seguir mejorando cardiovascularmente y al no ser traumática (por ausencia de impactos contra el suelo) alivia de carga a las articulaciones y evita muchas sobrecargas musculares. Puedes cambiar un rodaje largo de 90 minutos del domingo por una salida en mountain bike de 40-50 km o una en bici de carretera que ronde los 100 km.

33. Correr en el agua. A principio de los años 90 se utilizaba esta terapia para recuperarse de lesiones. En la actualidad también se utiliza como entrenamiento. Y sirve para recuperar las piernas del machaque semanal y como drenaje linfático. Se realiza con un chaleco especial, que te permite flotar mientras corres.

34. Realizar largas caminatas. La mayor parte de los corredores menosprecian el andar porque ni se imaginan que es uno de los mejores ejercicios aeróbicos para fortalecer los músculos de las piernas. Es uno de los mejores métodos para seguir entrenando la resistencia orgánica y muscular cuando un corredor está muy sobrecargado muscularmente.

35. La recuperación es la parte más importante en la globalidad del entrenamiento, pues influye decisivamente en la progresión de los resultados. Recuperarse supone asimilar el trabajo anterior y restablecer el tono y la elasticidad muscular perdida durante el mismo. Hay que tenerlo en cuenta después de cada entrenamiento. Esto significa que a veces no es suficiente con descansar y son necesarios más recursos.

36. El descanso te permite asimilar todo el trabajo, evita sobrecargas y previene de lesiones inoportunas. Todos aquellos corredores que tienen trabajos que significan un gran desgaste físico, deben de procurar descansar lo máximo posible. Tienen que intercalar un día de descanso total entre cada dos de entrenamientos fuertes.

37. El descanso es relativo, pues un corredor aficionado que compita en 1h 25" en el medio maratón debe descansar del todo, al menos, dos días a la semana. Aquellos que compiten a ritmos mucho más lentos deberían hacer tres días de descanso a la semana. Y los que empiezan o están en bajos niveles de forma, sólo deberían correr tres días a la semana y descansar cuatro. La edad también influye, después de los 45 años toma un día de descanso extra a la semana.

38. Es necesario dormir mucho, lo máximo posible. Muchos corredores se tienen que conformar con dormir lo que les permite su trabajo y su vida familiar. Aquellos que tengan mucha disponibilidad de tiempo que lo aprovechen. Pero los que no duerman un mínimo de siete horas cada día que no busquen milagros entrenando fuerte.

39. Antes de las competiciones es necesario descansar aún más. En la semana previa se deben disminuir los ritmos de entrenamientos, se debe incrementar el descanso en uno o dos días más y se ha de procurar hacer poca calidad, para llegar lo más descansado posible a la competición.

40. El masaje es muy necesario para descargar las piernas y la zona lumbar en los periodos de máximo entrenamiento. Deberíais acudir al masajista cuando os aproximéis a una competición importante o cuando estéis muy cansados muscularmente. Lo ideal sería una vez cada quince días en los periodos de más carga.

41. La hidroterapia. Entre las terapias del agua, para los corredores son más efectivas las de los baños fríos, las de chorros fuertes, el hidromasaje, los contrastes de agua fría y caliente y las saunas, después de las competiciones. A veces no son terapias muy agradables, pero siempre son muy efectivas de cara a la recuperación muscular.

42. No corras con tensión. Corre relajado, con los codos ligeramente doblados y sin apretar los puños.

43. Una zancada lenta, con mucho tiempo de apoyo en el pie, te perjudica. Haz este ejercicio: trata de ir a 180 apoyos por minuto, o sea 60 pasos cada 20 segundos. De vez en cuando mira tu cronómetro ya justa el paso. Al final vas a conseguir que sea un gesto natural y tu zancada será mucho más eficaz.

45. Antes del calentamiento, cubrir con vaselina todas las zonas del cuerpo susceptibles de rozamiento, sobre todo en las carreras muy largas. Las zonas de mayor riesgo son los pies: entre los dedos, en el arco planta, en el talón y alrededor del tendón de aquiles. Otras zonas son las axilas, los interiores de los muslos y los pezones.

46. El running premia a los conservadores. Lo ideal es tranquilo, para ir creciéndose a medida que pasan los kilómetros.

47. Cuidado con las subidas y con las bajadas. Cuando llega una cuesta casi sin darnos cuenta apretamos para que no baje nuestra velocidad. Error, adapta tu zancada, acortarla para seguir teniendo buena frecuencia. Y cuidado con las bajadas. Tu corazón no tiene problemas en que lanzes pero machacas tus piernas muscularmente y eso pasa factura.

48. Tener clara la estrategia de cara a la competición supone una cierta garantía de éxito. Salir en una carrera sin tener una idea del ritmo al que quieres ir y la marca que quieres conseguir un comprar "boletos" para salir a tope y luego que se esté pasando gente toda la carrera y terminar hundido física y psíquicamente.

49. ¿Qué hacer el Día de la Competición? Desayunar dos horas antes como mínimo, y hacerlo como todos los días. No hay que cambiar ni el hábito, ni los alimentos. Evita la la leche que puede darte problemas de digestión. Hasta 20 minutos ante de la salida bebe bastante agua aunque no tengas sed y nada de azúcares o bebidas azucaradas (la Coca-Cola te dará flato).

50. Antes de una carrera que sea menos de maratón, no caigas en el error de cenar demasiado fuerte. Si piensas que llenarte de carbohidratos te va a ayudar estás equivocado; al contrario, dormirás mal y en carrera te encontrarás pesado en los primeros km. Otra cosa es si la carrera es un maratón o medio maratón donde necesitas tener a tope los depósitos (hasta que no llevas al menos hora y media corriendo no empiezas a necesitar tirar de grasas por lo que no hay que alargar demasiado las reservas de glucógeno).

51. No podía faltar el más legendario de mis trucos: si la ansiedad no te deja dormir la noche antes de la carrera, tómate un par de cervezas bien frías antes de acostarte. ¡Lo he probado mil veces y funciona!

52. En carrera no dar cambios de ritmo bruscos, veréis como el resultado final es siempre mejor. Nada de aceleraciones bruscas que te agotan muscularmente y además pueden provocarte un tirón.
53. Si te aparece el temido "flato", afloja el ritmo, inspira profundamente y presiona la zona dolorida, soltando poco a poco.

54. Al acabar cada competición, trota muy suave 5-10 minutos. Nunca pares de golpe. Luego haz una buena sesión de estiramientos.Te recuperarás mejor y antes.

55. En caso de sufrir problemas musculares o de agotamiento, lo mejor es parar. Siempre habrá otra prueba donde intentarlo.

56. Procura beber agua en cada avituallamiento, aunque no tengas sed. A pequeños sorbos y poca cantidad.

57. El exceso de competiciones no es aconsejable. Competir más de 24 veces al año no es bueno, lo ideal son de 10 a 15. Un par de maratones, 4 medias como mucho y el resto pruebas de 10 km o menos.

59. Existe un Índice Glucémico, que es la velocidad en que llegan a la sangre y se asimilan los carbohidratos. Los carbohidratos con un índice glucémico alto se deben ingerir nada más acabar el entrenamiento o la competición: son la miel, el azúcar, la melaza o la glucosa. Los de índice glucémico medio se deben tomar tres horas antes o tres horas después del entrenamiento, son la pasta, el arroz, el pan o la pizza. Es muy aconsejable ingerir entre 150 y 300 gramos de carbohidratos tres horas antes del entrenamiento, si va a ser intenso y largo. Los de índice glucémico bajo hay que ingerirlos en las comidas más alejadas del entrenamiento.

60. Escucha a tu cuerpo cuando vayas a comer. Si te pide dulce toma dulce y si te pide salado come salado. Como variado, de todo y hasta que dejes de tener hambre; pero sin gula. Disminuye en lo posible la ingesta de grasas, de congelados, de comidas precocinadas, de fritos y evita los dulces muy elaborados. ¡Adiós a los bollos!

61. Es necesario aumentar la ingesta de legumbres, de arroz, de pasta, de verduras, de hortalizas, de frutas y de frutos secos. También sería importante tomar una cucharada diaria de miel y otra de aceite de oliva virgen.

62. Si la alimentación es más sana, conseguiremos que la sangre se espese menos (pues circularán menos residuos por ella), el hígado trabajará menos (con lo que desaparecerán los flatos) y se incrementará el nº de glóbulos rojos, entre otras muchas más ventajas. A medio plazo os sentiréis mejor y al mismo esfuerzo el rendimiento será mucho mayor.

63. Hay que beber agua aunque no se tenga sed, antes y después de entrenar. A medida que el cuerpo va perdiendo agua, baja el rendimiento, disminuyendo enormemente la función cardiovascular y la termorreguladora. La excesiva sudoración nos hace perder agua, que si no es remplazada inmediatamente hace que disminuya el volumen sanguíneo. De esta forma si el corazón recibe menos sangre, bombea menos, y para mantener el esfuerzo le obligamos a subir el número de pulsaciones por minuto.

64. Es necesario ingerir medio litro de bebida isotónica después de cada entrenamiento. Estas bebidas son las que presentan la presión osmótica de la sangre, permiten acelerar la recuperación y asimilar mejor el entrenamiento.

65. Si crees que por correr con mucha ropa sudarás más y perderás más peso estás equivocado. Esto sólo contribuirá a una progresiva deshidratación, sólo perderás agua y te sentirás muy incómodo. Lo mejor es correr con poca ropa y muy transpirable. El peso se pierde después de varias semanas consecutivas entrenando.

66. En competiciones de muy larga distancia, como el maratón, no se deben tomar ampollas ni geles de carbohidratos de asimilación rápida, pues pueden producir el efecto contrario al deseado. Sí se pueden tomar bebidas isotónicas, que llevan una baja concentración de carbohidratos de asimilación lenta.

67. Al ingerir una ampolla de índice glucémico alto a partir del km 30, momento en que las reservas de carbohidratos escasean, el organismo detecta un incremento muy brusco de la glucosa sanguínea y entonces segrega insulina para contrarrestar y reequilibrar los niveles de glucosa. Esta subida brusca de insulina provoca un efecto rebote, disminuyendo mucho los niveles de glucosa en la sangre y consiguiendo con ello el efecto contrario al deseado.

68. La cafeína incrementa la oxidación de grasas en los primeros minutos, pero no afecta al ritmo del uso del glucógeno. Mejora algo el rendimiento deportivo, y sobre todo afecta al sistema nervioso. Se aconseja tomar un café menos de una hora antes de competir.

69. La ingesta máxima diaria de proteínas debe estar en función del esfuerzo realizado. Ese rango oscila entre 1 y 1,6 gramos por kilo de peso corporal. Un corredor de 70 kgs necesitaría ingerir entre 90 y 120 gramos diarios, y lo puede obtener de una dieta normal sin suplementos.

70. Las vitaminas A y C, y los minerales como el Zinc, actúan como protectores antioxidantes. Los entrenamientos largos y fuertes causan importantes pérdidas de Hierro, Zinc y Magnesio y si no se recuperan correctamente puede incrementar el estrés físico y disminuir la capacidad inmune del corredor.

71. Los antioxidantes ayudan a reducir los efectos del estrés y la falta de oxígeno, para ello es necesario ingerir vitaminas, minerales y aminoácidos, para ayudar al cuerpo a producir el "glutation".

72. Después de realizar un maratón o entrenamientos largos y fuertes aparece el daño muscular con origen oxidativo, el dolor muscular e, incluso, una propensión a sufrir infecciones. Se sabe que las vitaminas A, E y C, y minerales como el Zinc, actúan como protectores antioxidantes.

74. Cambia tus zapatillas cuando lleves con ellas 600 km. Por fuera pueden estar nuevas pero por dentro ya están "tocadas" y su amortiguación ya no será eficaz.

75. Comprueba cómo es tu pisada (tener una severa pronación marca el tipo de zapatillas que necesitas).

76. Mejor acude a la tienda a comprar las zapatillas por la tarde ya que es el momento del día en el que el pie está más ancho.

77. Tampoco caigas en lo contrario. Cambiar de zapatillas continuamente y de un día para otro puede ocasionar problemas de periostitis y otras lesiones.

78. Si vas a correr un maratón te aconsejo que corras con el mismo modelo con el que has entrenado. No compitas con zapatillas ligeras. Evitarás molestias y dolores prematuros que pueden truncar tus aspiraciones.

79. No estrenes nunca las zapatillas en las competiciones, pues lo más probable es que provoquen ampollas y rozaduras. Lo ideal es usarlas varios días antes para adaptarlas perfectamente al pie, como mínimo una semana. Y esto vale también para los calcetines, que debe ser coolmax. Revisa bien que no quede una arruga al ponerte el calcetín. Es el clásico error que provoca una ampolla y arruina totalmente una carrera.

80. Si entrenas o compites en un lugar con mucho calor lo más aconsejable son las equipaciones claras o blancas (por lo menos las camisetas, pues tienen mayor superficie de exposición al sol). Los colores blancos reflejan los rayos solares y evitan que os recalentéis más y por tanto que gastéis más energía en refrigeraros, esto en una distancia tan larga puede suponer mucho tiempo perdido.

81. Es muy importante untar los dedos, el puente y el talón del pie con vaselina antes de poner el calcetín, este debe ajustar perfectamente, no debe quedar ninguna doblez, ni holgura que pueda provocarla, antes de calzar la zapatilla.

82. Un truco que os ayudará a endurecer la piel de los pies es sumergirlos en agua muy caliente, con sal y vinagre, durante veinte minutos. Lo ideal es repetirlo varios días durante las semanas previas al maratón, o por lo menos durante la última semana.

83. El Trabajo Psicológico se debe realizar a diario, en cada entrenamiento. Empezar lento los entrenamientos y acabarlos al ritmo que se pretende. Esta técnica es muy útil de cara a la competición. Es doblemente útil en los entrenamientos de series pues si se hace correctamente, se evita sobrecargar demasiado y se refuerza mucho la autoestima. Hay que tener en cuenta que nuestra mente interioriza el final de los entrenamientos.

84. El autocontrol. Debes tener una mentalidad positiva y realista que te ayude ante cualquier contratiempo que te surja en el entrenamiento. Debes tener muy claro tu condición de deportista individual. Un mayor autoconocimiento de ti mismo te ayudará a conseguir los mejores resultados y a disfrutar más del entrenamiento.

85. Hay vida después del atletismo. Deberíamos meditar y repasar nuestras actitudes mentales, como querer forzarnos hasta el límite, picándonos con otros, ser inflexibles en la rutina del entrenamiento, plantearnos objetivos poco realistas y usar el deporte como único foco de atención en nuestra vida. Una carrera popular no puede ser tan importante que tu vida (y lo que es peor, la de tu familia) gire en torno a ella.

86. La rodilla del corredor es una lesión muy frecuente en los corredores principiantes y en los corredores más veteranos. Se puede evitar con un buen desarrollo muscular, con pesas, o en su defecto con gomas, con poco peso y muchas repeticiones.

87. La osteítis de pubis, que es la inflamación en la unión de los huesos púbicos de la ingle. Se produce cuando la pelvis rota y cambia en un movimiento oscilante de carrera, la articulación se separa ligeramente y el cartílago se inflama y se endurece. Esa rotación se debe, en muchos casos, a una descompensación de fuerzas entre los aductores y abductores, debido a que no se trabajan específicamente y a que no se descargan adecuadamente con estiramientos después de cada entrenamiento. Los corredores con zancada muy amplia son propensos a sufrirla. Esta lesión requiere una recuperación muy lenta y a muy largo plazo. Pero la mejor medicina preventiva es realizar abdominales, ejercicios específicos con pesas, trabajando los aductores y abductores, para fortalecerlos y compensarlos; y estiramientos específicos después de entrenar.

88. Las lumbalgias y las lesiones derivadas de estas, que en algunos casos pueden ser bastantes graves, como las protusiones discales, se pueden reducir en gran medida realizando muchos abdominales. Estos ejercicios de potencia han de hacerse antes y después de cada entrenamiento. Para nosotros los mejores son los que trabajan los abdominales bajos y los oblicuos.

89. Las periostitis y las tendinitis aquileas como en las anteriores se pueden evitar en gran parte realizando ejercicios de potenciación en el pie y en el tobillo. Las tendinitis también se pueden evitar con estiramientos de soleos y gemelos. Las periostitis se evitan fortaleciendo mucho los peroneos y los tibiales.

90. Las fascitis plantares se puede evitar potenciando el pie y estirando la planta del mismo.

91. Es un grave error negar el dolor muscular, articular o tendinoso. Hay que parar con los primeros síntomas. Mejorar para dos días que aguantar el dolor y luego tener que parar dos meses.

92. Corre descalzo. Aunque parezca una locura, correr sobre hierba una vez a la semana 500-1000 metros ayudará a mejorar la flexiblidad de tus tobillos y a fortalecer tus pies. Corriendo descanso los pies trabajan más en cada impulsión y aterrizaje y así estarán mejor "entrenados".

93. Sesiones de gran intensidad en corredores con poca experiencia y sin una base importante de kilómetros y semanas de entrenamiento, llevan directamente a la lesión. Si eres principiante, nada de correr más de una hora ni de hacer series.

94. Defectos de calentamiento: si se estira demasiado fuerte en frío se pueden producir desgarros musculares. Por prisas o por desidia se suelen eliminar partes del entrenamiento que sirven para calentar y se empieza demasiado fuerte a entrenar, lo que hace fácil sufrir distensiones musculares.

95. Correr en exceso sobre superficies duras, como el asfalto o el cemento, da lugar a problemas de periostitis, de fascitis, de rodillas o de talón.

96. Si corréis en exceso sobre superficies muy blandas, como la arena, aumentan las lesiones de tobillo debido a la inestabilidad del terreno. Lo ideal son superificies de arena bien compactada como las que encuentras en caminos de montaña o en los parques.

97. Falta de recuperación tras una lesión: No hay que caer en ese estado de "síndrome de abstinencia del corredor", que induce a querer recuperarse en seguida.

98. Las malas posturas pueden provocar lesiones, sólo hay que prestar un poco de atención para evitarlas, ya sea en casa, en el trabajo o por la calle. De realizar bien estas operaciones, aparentemente sencillas, a hacerlas mal puede surgir una lesión o molestos dolores. Un par de ejemplos de posturas correctas serían: * sentarse con la espalda recta, apoyando los lumbares en el respaldo (mientras se conduce, al sentarse en la oficina, a la hora de comer, etc.). * coger un objeto del suelo flexionando las rodillas y manteniendo la espalda lo más recta posible, nunca se coge doblando la espalda hacia abajo sin flexionar las rodillas.

99. La paciencia es otra gran herramienta de un corredor que quiera mejorar. Se necesitan 7 años de entrenamientos para conseguir llegar a tu nivel óptimo.

100. Si piensas que sufrir es sinónimo de entrenar, una vez más estás en un error. Debes diferenciar dolor de molestia, el dolor es siempre peligroso, pues la antesala de una lesión.

Fuente: sportlife.es

domingo, 18 de enero de 2015

Mindfulness y deporte: la capacidad de estar atento al presente

 

 

La práctica de la atención plena o en inglés mindfullness, aumenta la concentración, mejora la atención y regula las emociones. Todos son aspectos claves para mejorar el rendimiento deportivo.
 
  ¿Qué tienen en común deportistas como Tiger Woods, Kobe Bryant y Roger Federer? Además de un extraordinario talento para sus deportes, todos ellos han utilizado la meditación para mejorar su rendimiento deportivo. La práctica de la atención plena, o en inglés "mindfulness", aumenta la concentración, mejora la atención y regula las emociones. Todos son aspectos claves para mejorar el rendimiento deportivo.

Hacer deporte eleva los niveles de bienestar y trabajar el bienestar también eleva los niveles de rendimiento. Hay una relación bidireccional en ambas actividades.
En todos los deportes, así como en cualquier actividad de nuestra vida, la mente juega un papel crucial. Nada ocurre sin la intervención de la mente. Si les preguntas a todos los deportistas del planeta, profesionales y aficionados, en qué medida su mente participa de su actividad deportiva, todos, absolutamente todos, te darán un porcentaje, mayor o menor, pero un porcentaje. Si además les preguntas en qué medida esa mente, sus pensamientos, su atención, la capacidad de concentración y las emociones participan de sus éxitos y fracasos, el porcentaje de participación también estará presente. Pero, a pesar de que el cerebro es una parte significativa, en la mayoría de las ocasiones no se le dedica atención y tampoco se entrena. Los deportistas dedican horas diarias al entrenamiento técnico, estratégico, a la nutrición, a los masajes, pero no todos entrenan su mente para que les aporte un plus en la mejora de su rendimiento.
La capacidad de estar atento a lo que ocurre a nuestro alrededor es algo de lo que todos seríamos capaces si lo entrenásemos. Todos, en algún momento de nuestra vida, hemos sentido la sensación que describe Csikszentmihalyi de “fluir”, de estar completamente absorto en el presente, de tener los cinco sentidos en la tarea, de no preocuparnos del tiempo, del cansancio, del hambre o de otras sensaciones que habitualmente nos distraen cuando hacemos algo aburrido.


El estado de flujo implica atención plena, mindfulness, en lo que hacemos
Toda nuestra atención se dirige a un solo foco: lo que ahora estás haciendo, correr, nadar, saltar o jugar a fútbol. La persona que ha experimentado esta sensación dice no acordarse de lo que pensaba en concreto y sentir que estaba completamente centrado en lo que ocurría, en sus sensaciones, disfrutando por completo del momento, sin tener noción del tiempo. En este estado es cuando el deportista consigue su máximo rendimiento. La capacidad de atender de forma plena y de disfrutar de la actividad deportiva va de la mano de la eficacia.
El que disfruta de su deporte, como los amantes del running, no lo hacen porque correr les lleve a un sitio en concreto. Corren por el placer de correr. Cada corredor tendrá su motivo: el sonido de las zapatillas con la tierra del camino, el colorido del lugar en el que corren, las sensaciones físicas que produce correr, sentir como la mente se abre y se despeja, el calor del sol tostando la piel, la respiración que acompaña la marcha o el impulso del braceo. Pocos te dirán "corro para llegar a la meta". Lo que sí te dirán es "corro porque la propia actividad me produce placer".
Al margen de su forma física y de su talento, el mindfulness potencia en un deportista el resultado a través de la aceptación de sus pensamientos, emociones y sensaciones corporales.
Las personas que practican esta técnica dejan de razonar, controlar y rumiar todo lo que les afecta de forma negativa, para trabajar un proceso sencillo de aceptación. Un proceso en el que el deportista observa qué siente y qué piensa sin más trascendencia. Los pensamientos y emociones se dejan pasar, sin darles significado ni valor, consiguiendo así que trasciendan y se distancien de nosotros. No se controla, solo se acepta.
El deportista que practica mindfulness se convierte en testigo de lo que pasa a su alrededor. Aprende a invertir toda su energía en el presente, en tomar conciencia del momento, de sus sensaciones corporales y a experimentar un estado de flujo que le permita entrenar y competir mejor. Cuando dejas de reaccionar ante el malestar y consigues dejar de controlar todo lo que te pasa, tu energía tiene otro foco: la propia tarea deportiva. La consecuencia es un menor número de distracciones y un mayor disfrute de lo que haces.
La práctica del mindfulness gira en torno a la meditación y la respiración consciente, permitiendo prestar atención a tu presente, dejando de reaccionar ante el entorno, dejando de controlar todo lo que te molesta para pasar a un estado de aceptación.
Kabat-Zinn, quizás el principal impulsor del mindfulness en occidente, lo define como "presta atención al momento presente, de forma intencionada y sin juzgar".

miércoles, 14 de enero de 2015

ENTRENAMIENTO DE INTERVALOS



El entrenamiento de intervalos se basa en una fórmula sencilla: corre a ritmo de carrera o más deprisa en segmentos que sean mucho más cortos que la longitud de tu carrera, con paradas de recuperación
para minimizar el estrés sobre tu cuerpo.
El primer enfoque realmente científico de dicho entrenamiento fue desarrollado durante los años treinta por el cardiólogo alemán Dr. Hans Reindell, que usó el sistema de correr intermitentemente para fortalecer los corazones de algunos de sus pacientes. Les hacía correr distancias cortas repetitivas con breves períodos de descanso entre ellas. Los sujetos elevaban sus ritmos cardíacos hasta entre 170 y 180 pulsaciones por minuto mientras corrían, dejando que descendiesen hasta debajo de los 120 durante el período de reposo. Funcionó; sus pacientes mejoraron su forma.
Después formó equipo con Woldemar Gerschler, un entrenador y fisiólogo del ejercicio, para investigar su método de entrenamiento en más de 3.000 individuos.
Descubrieron que una clave para mejorar la forma con este método era controlar los
intervalos de reposo. Así, llamaron a su programa radical «entrenamiento de intervalos». Técnicamente, las paradas de descanso que tomas entre cada recorrido de velocidad es el «intervalo». Con los años, sin embargo, los entrenadores han acabado por llamar a los propios recorridos de velocidad«intervalos».

Los intervalos son el corazón y el alma de la mayoría de los programas de entrenamiento
competitivos. Son la mejor forma de optimizar los resultados en las carreras según décadas de experiencia práctica por corredores y entrenadores, así como varios estudios. En uno de tales estudios
en la University Texas Southwestern del Dr. Peter Snell se descubrió que 30 minutos de entrenamiento semanal de intervalos a ritmo de 5 km hicieron mejorar la capacidad aeróbica y los tiempos de carrera de 10 km más del doble en comparación con los entrenamientos corriendo a
ritmo regular. Por cierto, Snell conoce el camino alrededor de la pista. El neozelandés está considerado como uno de los mejores corredores de 800 m y de 1.600 m de todos los tiempos, habiendo conseguido récords del mundo y ganado medallas de oro olímpicas en ambas distancias.
Los intervalos pueden hacer o destruir corredores. Es decir, puedes lograr ir más rápido o, si no tienes cuidado, lesionarte.
El ejercicio intermitente te permite entrenarte mucho más deprisa de como lo harías con un ritmo sostenido y duro. Aquí es donde aprendes realmente a marcar el ritmo de carrera y a incrementar la velocidad.
Cuando los intervalos siguen una secuencia lógica de progresión, puedes controlar cuidadosamente tu mejora, lo cual es un fuerte factor motivador. Los intervalos pueden usarse también para ayudar a pronosticar tu forma para participar en las carreras.

 Repasa tu diario para comparar los tiempos de los intervalos con los tiempos de las carreras anteriores. Te dará una idea de en qué medida eres capaz de correr más rápido (o más despacio) en
las carreras.
Los intervalos a ritmo de carrera y más deprisa mejoran varios factores clave para tener éxito en las carreras, incluida la capacidad aeróbica, la tolerancia anaeróbica, el umbral del lactato, la economía en el correr, la fuerza y la potencia muscular, y la eficacia de las fibras musculares de contracción
rápida. Los intervalos también te entrenan para concentrarte y para controlar
constantemente tu cuerpo.

Muchos corredores, especialmente los que son principiantes en su participación en carreras, pueden intervenir en éstas con un nivel de dificultad sólo ligero. Al aprender a esforzarte más y a seguir adelante en intervalos más breves de dificultadconcentrada, te das cuenta de que puedes darlo todo el día de la carrera. Los intervalos benefician el entrenamiento de los corredores para todas las distancias en todas las fases de un programa de entrenamiento.


 INTERVALOS EN PISTA

¡Ah, la pista, la todopoderosa Meca de la velocidad! Muchos corredores, incluido yo mismo, comenzaron a correr con equipos de pista escolares. La sagrada pista puede ser intimidatoria. Pero no te preocupes, no tienes que ser un corredor de pista para entrenarte en una pista. Cualquiera puede beneficiarse del entrenamiento en pistas, tanto si eres rápido como si eres lento, como individuos o en grupos.
Recuerda esto: estás ejercitándote con la misma intensidad dando vueltas corriendo con tu ritmo de carrera de 5 km, que esos veloces colegas con su ritmo de 5 km. No sólo eso, pasarás más tiempo por cada vuelta sufriendo a esa intensidad. Por tanto, los corredores más rápidos deben respetarte, y no al revés. Muchos clubes locales tienen sesiones de entrenamiento regulares en pista y reciben con agrado a corredores de todos los niveles.
Me gustan los intervalos de pista. Pero también los odio. Es así porque son muy similares a las carreras y también tengo una relación de amor-odio con ellas. Si te ejercitas con dureza en los intervalos, evidentemente no resultan fáciles. Pero tampoco lo es un duro esfuerzo en una carrera.
Y al igual que en ella, se asoma la presión de los objetivos de tiempo esperados.
Tanto los tiempos en intervalos como en carreras van mejorando más y más, si pones en ello el esfuerzo necesario. Después de unas cuantas sesiones de intervalos de calidad en pista cada primavera, me siento como un corredor nuevo, casi joven otra vez. Mis pasos tienen una nueva elasticidad, y tengo mayor coordinación.
Nunca deja de asombrarme. Los intervalos en pista hechos de forma consistente te devuelven siempre tu velocidad después de un alto en el entrenamiento, y realmente te preparan para conseguir resultados óptimos en las carreras. La pista permite la precisión de correr vueltas medidas con
exactitud. Los progresos se pueden medir con mayor facilidad. Las sesiones de entrenamiento en pista pueden sacar lo mejor de ti, especialmente si tu entrenador te está observando. Puedes hacer un poco de trampa en una carretera cuando nadie está mirando, pero en una pista no hay ningún sitio donde esconderse.
La mayor parte de las pistas actuales son de 400 m, más que los óvalos de un cuarto de milla (402,25 m) usados cuando yo era un corredor de pista. La vuelta métrica es más corta que la de un cuarto
de milla, pero sólo en algo menos de 3 m, por lo que esta pequeña diferencia no
tiene importancia en tus ejercicios (aproximadamente 1 segundo menos por vuelta para la mayor parte de los corredores). 
En este articulo nos referiremos a los cuartos las mitades, los tres cuartos, y las millas para intervalos, en lugar de 400 m, 800 m, 1.200 m y 1.600 m, puesto que la mayoría de los corredores americanos piensan en millas. Aparte de la diferencia entre las pistas de un cuarto de milla (402,25 m) y de 400 m, todas han de tener la misma distancia precisa. Pero procura correr tan cerca como puedas de la curva, o de lo contrario correrás una distancia mayor; las pistas se miden a 33 cm de ellas. Al mismo tiempo, no todas las pistas tienen la misma velocidad. Algunas superficies de pistas artificiales son blandas; otras son duras. Las duras son más rápidas, pero las blandas ofrecen una mayor amortiguación.
Las pistas de cenizas y de tierra, especialmente si no están bien mantenidas, son más lentas que las superficies artificiales, quizás hasta en 2 segundos por vuelta.

¿Qué podemos decir de las pistas cubiertas? Es estupendo poder escapar de los elementos y realmente dejar volar las piernas en un circuito interior. Pero correr en pistas bajo cubierta puede producir lesiones. La mayor parte son de ocho vueltas por cada 1,609 km o peores. Yo solía ejercitarme en una (hasta que me lesioné) en la que para cubrir una milla (1,609 km) era preciso dar 23 vueltas. Los giros cerrados y las superficies inclinadas de las pistas interiores crean una tensión inusual en las piernas. Asimismo, el aire interior es a menudo seco y sucio, lo cual puede provocar
problemas respiratorios. A la mayoría de los corredores les va mejor correr intervalos en una cinta ergométrica que en pistas interiores. Deja estos pequeños óvalos rápidos para los corredores de pista que tengan experiencia en correr dando más y más vueltas al tiempo que se inclinan hacia dentro. Además, no debes tratar de hacer entrenamientos de velocidad duros durante todo el año, por lo que debes usar los meses de tiempo frío para tomar un descanso natural.
No has de correr intervalos en una pista. Quizá no te sea fácil acceder a una, la superficie causa molestias en tus piernas, o te gusta la intensidad que implica.
No importa. Mide tus propias distancias en caminos o carreteras. Procura que estos caminos o carreteras sean planos, puesto que aquí el objetivo es aumentar la velocidad.
En Central Park no tenemos ninguna pista, pero tenemos varias vueltas de caminos pavimentados que usamos para intervalos para nuestras clases. He entrenado a varios corredores que llegaron a ser competidores de clase nacional sin poner los pies en una pista de verdad. Si tienes ese lujo, el mejor lugar para constituir tu propiapista es en caminos de tierra sombreados con árboles. ¿Que no tienes recorridos exactos? 
Corre simplemente con dureza y la intensidad deseada en intervalos, siendo el objetivo el tiempo, en lugar de la distancia. Si, por ejemplo, corres intervalos de media milla (804,5 m) en aproximadamente
3 minutos cada uno en una pista, corre sólo con la dureza, durante 3 minutos, de tus intervalos de fuera de la pista. No es tan preciso, pero sigues teniendo una sólida sesión de entrenamiento. Estas variaciones de ejercicios de velocidad te permiten hacer entrenamiento de intervalos vayas donde vayas.

VARIABLES DE LAS SESIONES DE EJERCICIOS DE INTERVALOS: DISTANCIA, CANTIDAD, INTENSIDAD Y RECUPERACIÓN

La eficacia del entrenamiento de intervalos depende de la adecuada combinación de las variables básicas anteriores. No te limites a hacer malabarismos con las variables y esperar a obtener la combinación correcta. Planéalo cuidadosamente.
Las orientaciones para estas variables y los diversos factores que influyen en las sesiones de velocidad se detallan en el capítulo 8. Al diseñar sesiones de intervalos, examina las variables clave individualmente y considera todos estos factores.
«Guía del entrenamiento de intervalos » (tablas 10.1-10.5) de este articulo, minimiza las conjeturas para elegir las variables clave. Las tablas para cada categoría de competidores recomiendan unos márgenes de cantidad, intensidad y recuperación para las distancias de los intervalos clave. Aumentar el número o la distancia de los recorridos de intervalos, la aceleración del ritmo o el acortamiento del
período de recuperación –pero no todo a la vez– endurecen la sesión de entrenamiento.
No hagas cambios significativos en más de una variable simultáneamente.
Comienza a hacer sesiones conservadoramente utilizando los extremos más fáciles de todo el abanico de posibilidades. Por ejemplo, en el gráfico del competidor básico para intervalos de ritmo más rápido que el de carrera (tabla 10.2) se indica la siguiente variabilidad para los intervalos de 800 m: de cuatro a seis repeticiones, a ritmo de carrera de 5 km o más rápido, con un período de recuperación de entre 3 y 5 minutos. Por tanto, si eres nuevo en el entrenamiento de velocidad o justo ahora estás volviendo a someterte a un entrenamiento más rápido, sería prudente comenzar con cuatro repeticiones a ritmo de carrera de 5 km con una recuperación de 5 minutos.

DISTANCIA Y CANTIDAD DE LOS INTERVALOS

En general, debes correr intervalos con distancias más largas a fin de prepararte para carreras más largas, e intervalos con distancias más cortas para carreras más cortas. Las millas (1.600 m) son la espina dorsal del entrenamiento de velocidad para muchos corredores de maratón, y los 400 m son la clave para muchos corredores de 5 km. En cualquier caso, a todos los corredores les resulta beneficiosa una cierta mezcla de intervalos largos para la fuerza, la capacidad de resistencia y el vigor para soportar el ritmo de la carrera, y una mezcla de intervalos cortos para la velocidad y la potencia. Necesitarás los dos tipos de intervalos para mejorar tus tiempos de carrera.

Cuanto más larga es la distancia y más rápida la intensidad, menor número de repeticiones debes correr. Por ejemplo, el abanico de repeticiones que recomiendo para los competidores básicos en los intervalos con ritmo de carrera es de cinco a diez de 400 m, pero sólo de tres a cuatro de una milla (1.600 m), y el número recomendado de 400 m se reduce a entre cuatro y ocho cuando la intensidad es más rápida que la del ritmo de carrera. Por tanto, ¿cuántas repeticiones tienes que correr? Comienza por el extremo inferior de los abanicos antes indicados. Una buena norma es abandonar la sesión de entrenamiento antes, y no después, de que tu ritmo decaiga demasiado y tu forma se deteriore. Un número excesivo de repeti-ciones puede dejarte frustrado (o lesionado) en lugar de orgulloso de tu sesión de entrenamiento. Con la experiencia y un buen nivel de forma, puedes incrementar el número de intervalos de cada sesión, pero hay que ser conservador. Es mejor correr con una calidad controlada que aumentar demasiado la cantidad de intervalos.
Para añadir variedad, incrementa el número de repeticiones de calidad a base de correr grupos. Son grupos de intervalos separados por un período de recuperación más largo. Para correr ocho x 400 m,
en lugar de seis, por ejemplo, corre cuatro repeticiones separadas por un período de recuperación de 2 minutos para completar un grupo, y luego tómate un descanso de recuperación de 5 minutos antes de completar un segundo bloque o grupo de cuatro repeticiones, con una recuperación de 2 minutos cada una.
El kilometraje total de velocidad de cada sesión de intervalos (sin incluir el precalentamiento, el enfriamiento y el recorrido de recuperación) varía de 1.600 a 3.200 m para los competidores principiantes (por ejemplo, de cuatro a ocho veces 400 m) hasta 8.000 m o más para campeones locales. Para el competidor medio, la mayoría de las sesiones de entrenamiento (con excepción de los intervalos de menos de 800 m) deben hacer un total aproximado de 4.800 m de entrenamiento de velocidad.
Una norma general es que el kilometraje total de velocidad en una sesión de intervalos no debe ser superior a un 8 o un 10 % de tu kilometraje semanal medio.
Por tanto, esto son más o menos 3.200 m si haces un promedio de 32 km semanales,
de 4,8 a 6,4 km si tu promedio es de 64 km, y de 8 a 9,6 km si tu promedio es de 96 km.

En este articulo se usan seis distancias distintas –desde 200 m hasta 3,2 km– para las sesiones básicas de entrenamiento. Yo mantengo las distancias fijas durante toda la sesión. Así simplifico las cosas, y es más fácil medir el progreso y hacer ajustes en las variables. Pero a medida que vayas mejorando, quizá desees añadir otras distancias, o combinar diversas de distancias en una misma sesión. Las repeticiones en terreno montañoso son similares a las sesiones de intervalos, y otras opciones
son los intervalos de regularidad y los intervalos inyectados en recorridos a ritmo sostenido (fartlek).

He aquí las distancias de los intervalos.

200 m. 

Se trata de medias vueltas y se usan principalmente a fin de entrenarse para distancias de 5 km o inferiores, o para aumentar al máximo la velocidad para un esprint final. Sólo incluyo esta opción para competidores avanzados que estén en buena forma, y para categorías todavía más altas, puesto que la brevedad de este ejercicio seduce a los corredores a salir explosivamente y más deprisa de lo que sus músculos pueden tolerar.

400 m.

 Una sola vuelta (400 m) es la distancia favorita de los entrenadores de pista desde hace mucho tiempo. En cantidad y a ritmos de carrera, se usan para mejorar el condicionamiento aeróbico general y desarrollar una «percepción» del ritmo de la carrera. Pero en general se usa para mejorar la economía al correr y para optimizar la velocidad en las últimas semanas antes de participar en carreras cortas de entre 5 y 10 km. Los corredores expertos que estén en buena forma pueden correr éstas a un ritmo controlado cercano al esprint. Aquí es donde realmente traba-jas en mejorar la zancada de las piernas, la elevación de las rodillas, el empuje del pie (y una incrementada longitud de la zancada), el impulso de los brazos y mantenerse relajado mientras corres anaeróbicamente.
A mi entrenador del instituto le encantaba este ejercicio. A nosotros no. Pero al hacerlo, corrimos más deprisa, y tú también correrás más rápido. Si corres duramente esta distancia, me maldecirás tal como yo maldecía a mi maniático viejo entrenador. Puede que incluso descubras por qué nuestro entrenador ponía un cubo en la línea de llegada para estos ejercicios.

Pero no necesitas correr con tanta intensidad para beneficiarte de los 400 m, y quizás incluso no deberías hacerlo. Por esta razón, los márgenes que recomiendo aquí son menores en cantidad e intensidad de lo que algunos entrenadores recomendarían, y ciertamente menos de lo que corren esos
jóvenes corredores de elite. Los intervalos cortos y rápidos ocasionan más lesiones que los lentos y largos. Mantén el control, y ve entrando con suavidad en el entrenamiento rápido.


800 m. 


En dos vueltas (800 m) ejercitas tanto el ritmo como la velocidad. Intenta correr en el mismo tiempo las dos vueltas, o corre vueltas negativas, aumentando ligeramente el ritmo en la segunda vuelta
para simular un esfuerzo final. ¡Cuidado!
Si corres demasiado deprisa la primera vuelta, la pájara te atrapará en la segunda.
Al igual que en los 400 m, en cantidad y a ritmo de carrera mejoran el condicionamiento aeróbico general, mientras que a ritmos más rápidos optimizan tu capacidad para correr rápido en las carreras. Los 800 m son útiles como entrenamiento para carreras de distancias comprendidas entre los 5 km y el maratón. Una opción usada por muchos corredores son los intervalos de 1.000 m. Es media vuelta más que los 800 m, la distancia extra suficiente para que duela de verdad.


1.200 m. 


Tres vueltas son un puente entre los intervalos cortos y rápidos, y los largos. Desarrollan la fuerza y la velocidad para hacer frente a intervalos de una milla (1.600 m) y añaden variedad a tu programa si estás cansado de una dieta de 800 m y de 1.600 m. Corre las dos primeras vueltas ligeramente más despacio que tu ritmo normal para los intervalos de
800 m, y luego concéntrate en el mantenimiento de la forma y la velocidad en la última vuelta.

 

Millas (1.600 m). 


Ahora estamos en el territorio de las distancias largas. ¡Esos velocistas rápidos no cruzan esta línea!
Cuatro vueltas desarrollan la capacidad de mantener un fuerte ritmo a lo largo de una distancia significativa, y mejoran la concentración.
Las millas son duras, incluso a velocidades de carrera de 10 km. La explicación es que imitan la propia carrera. Es preciso que comiences agresivamente cada intervalo de 1.600 m para alcanzar tu objetivo, pero sin empezar demasiado deprisa.
Las medias vueltas exigen una combinación de paciencia y de empuje, y la última vuelta te fuerza a concentrarte en la buena forma al tiempo que debes hacer un enorme esfuerzo de voluntad para mantener el ritmo. Procura correr cada vuelta al mismo ritmo o bien auméntalo gradualmente en las dos últimas. El conjunto completo de intervalos también enseña a distribuir apropiadamente la energía. Si corres el primero o los dos primeros intervalos demasiado deprisa, lo pasarás mal en el último o en los dos últimos.

Las millas son el ejercicio clave en mi clase, y los ejercicios en equipo para entrenarse para participar en carreras de distancias comprendidas entre los 10 km y el medio maratón. Las millas pueden introducirse durante la fase básica, incrementarse durante la fase de fuerza y poner un verdadero énfasis en ellas al prepararte para carreras largas. Al comparar tu progreso a lo largo de unas pocas sesiones de intervalos de 1 milla, verás que te estás poniendo en buena forma.


De 2.000 a 3.200 m. 


No son muchos los corredores que se atreven a aventurarse más allá de los intervalos de 1 milla
(1.600 m). Pero si lo haces, recibirás la recompensa de un mejor nivel de forma y de mayor resistencia mental. Mantener un ritmo fuerte más allá de 1.600 m no es fácil, pero tampoco lo es el día de la carrera.
Tienes que ser realmente disciplinado para hacer entre cinco y ocho vueltas en una pista. Pero de esta manera obtienes una realimentación constante del ritmo. Yo corro mis intervalos largos en caminos de tierra para reducir las sacudidas que mi cuerpo tiene que soportar, pero correrlos en una carretera será la forma óptima de simular las condiciones de una carrera.
Para aumentar el valor de este ejercicio cuando estés fuera de la pista, marca cada 800 m. Con nuestras clases hacemos dos tipos principales de estos intervalos largos, principalmente cuando nos entrenamos para un maratón.
 Uno de los recorridos es un circuito de 2.000 m a través de las colinas del norte de Central Park, y el otro es un recorrido de ida y vuelta, de 3.200 m en cada dirección. Cuanto más largo sea el intervalo y más rápido el ritmo que elijas, más prolongada deberá ser tu recuperación y menor el número de repeticiones.

Combinación opcional de intervalos.


 Las posibilidades en cuanto a variedad son infinitas. Te daré unos cuantos ejemplos.

Escalones. 

Sube corriendo escalones, por ejemplo, con un intervalo de 400 m, 600 m, 800 m, 1.200 m y 1.600 m. Los uso para desarrollar la fuerza y la seguridad.

Descensos. 


Baja corriendo los escalones, por ejemplo, con 1.600 m, 1.200 m, 800 m, 600 m y 400 m. Los uso para practicar el esfuerzo final. Acelera el paso a medida que la distancia se vaya acortando. Otra buena posibilidad es comenzar los ejercicios con un intervalo de precalentamiento. Por ejemplo: corre un intervalo de 1.600 m a un ritmo de 10 km, y luego seis veces 800 m a un ritmo más rápido.

Pirámides.


 Sube y baja corriendo los escalones. Por ejemplo, corre 400 m, 800 m, 1.200 m, 1.600 m, 1.600 m,
1.200 m, 800 m y 400 m.

Grupos. 


Corre unas pocas repeticiones de una distancia y luego pasa a otra. Por ejemplo: dos veces 1.600 m seguidos por cuatro veces 800 m.

Conjuntos. 


Por ejemplo, 1.600 m seguidos por 800 m para completar un conjunto.
Haz dos o tres conjuntos con una recuperación de 3 minutos entre los intervalos, pero de 5 minutos completos entre los conjuntos.

Reducción de tiempos. 


Por ejemplo, comienza corriendo un conjunto de seis mitades a ritmo de carrera de 10 km.
Reduce el tiempo en 5 segundos por intervalo hasta que el último sea 30 segundos más rápido que el ritmo de 10 km.

Cambiar las marchas. 


Por ejemplo,
corre cuatro veces 1.200 m. Corre las primeras dos vueltas al ritmo de una carrera de 10 km, y luego acelera en la última vuelta para que el ritmo sea más rápido que el de una carrera de 5 km.
Trabaja en tu esfuerzo final. Idas y vueltas. Se corren fuera de la pista, idealmente en caminos. Corre en una dirección durante 1 minuto, y luego regresa al punto de partida al mismo ritmo. Tómate de 2 a 3 minutos de recuperación.
Repite esta secuencia de ida y vuelta en intervalos de 2, 3, 4 minutos o más. Es un gran ejercicio para hacerlo con corredores de distintas velocidades puesto que cuando das la vuelta, el corredor que va en último lugar es ahora el líder que puede intentar mantener a raya el ataque de los corredores más
rápidos que él. En nuestras clases hacemos que este ejercicio sea divertido llamándolo «atrapa al entrenador». Nuestros entrenadores van delante hasta el momento de dar media vuelta, y luego intentan atrapar a todos los estudiantes que regresan.

Altos y bajos.


 Por ejemplo, corre 3.200 m con un ritmo sostenido alternando con 400 m a un ritmo entre 5 y 10 segundos más rápido que en una carrera de 10 km con 400 m de recuperación a un ritmo
entre 5 y 10 segundos más lento que el ritmo de una carrera de 10 km.
Intervalos de carreras de fondo de 5 km o 10 km. Puedes hacerlo en una pista, pero será menos aburrido fuera de ella.
El mejor lugar es en un recorrido medido de carrera con la distancia que te estás entrenando para participar en una carrera. Por ejemplo, alterna correr rápido y lento para una carrera de fondo de 5 km. Corre 10 segundos más deprisa por milla (1.600 m) que en un ritmo de 5 km para 800 m (o aproximadamente 3 minutos), luego corre con suavidad durante 200 m (o aproximadamente durante 1 minuto).
Mantén este ritmo hasta que completes la distancia que te has fijado como objetivo. Tu tiempo final debe ser entre 1 y 3 minutos más lento que tu ritmo de carrera actual para esta distancia. Entra en este ejercicio con calma puesto que es duro. Comienza corriendo entre la mitad y dos tercios de la distancia de la carrera, y con recuperaciones más largas.

RECUPERACIÓN DE INTERVALOS

La recuperación no es atractiva. Al fin y al cabo, quieren presumir de lo rápido que corren, no del tiempo que pasan descansando.
Pero el tiempo de descanso que pasas entre intervalos es tan importante como la intensidad o la distancia del recorrido.
Que la recuperación sea incompleta es importante para el entrenamiento de intervalos por dos motivos clave: (1) impide que corras demasiado rápido, y (2) es esencial para el desarrollo de tus sistemas aeróbico y anaeróbico.
La manera más sencilla de determinar cuánta recuperación debes hacer entre intervalos es empleando la anticuada del entrenador Gerschler, pero que sigue siendo precisa: cuando el ritmo de tu corazón caiga por debajo de 120 pulsaciones por minuto, comienza el intervalo siguiente.
El tiempo entre cada intervalo puede variar con este sistema, dependiendo de lo fuerte que corras y de la meteorología. Pero aquí radica la belleza intrínseca de este sistema.
Si corres uno demasiado deprisa, te verás obligado a descansar durante más tiempo.
La mayor parte de los corredores prefieren un tiempo de recuperación predeterminado entre intervalos. Pero ¿cómo puedes saber su duración de antemano?
En general, cuanto más duro corras, cuan-tas más repeticiones realices, y cuanto mayor sea la distancia, más tiempo de recuperación necesitarás. Una de las normas es tomarse tanto tiempo de recuperación como el que has pasado corriendo el intervalo, o ligeramente menos. Muchos entrenadores simplemente hacen dar una vuelta a la pista trotando a los corredores entre intervalos para los 400 m y los 800 m, y dos vueltas para los 1.600 m.

 Muy bien, estás esperando que te lo facilite diciéndote cuánta recuperación debes hacer según las intensidades y las distancias.
Mis períodos de recuperación recomendados en «Guía del entrenamiento de intervalos» oscilan entre 30 segundos y 6 minutos, dependiendo de la velocidad y de la distancia de los intervalos y de tu categoría.
Recuerda, la cantidad de descanso que tomes controla la velocidad a la que puedes correr. Si necesitas más que estas recuperaciones recomendadas para mantener el ritmo de tu ejercicio, puede ser que estés corriendo demasiado rápido. En caso necesario, descansa más tiempo de lo planeado, reduce la intensidad o abrevia la sesión.
Por otro lado, no prolongues excesivamente el tiempo de recuperación. El objetivo es la recuperación incompleta. Vuelve a empezar tras haber descansado lo suficiente para completar el siguiente intervalo al mismo ritmo y con el mismo nivel de esfuerzo que el anterior. No esperes que como consecuencia estés tan descansado que puedas correr con demasiada facilidad o mucho más deprisa. Mantener la dificultad de los períodos de recuperación es esencial para imitar la tensión de la competición.
A fin de cuentas, en las carreras no haces ningún descanso de recuperación. Esto son tan sólo orientaciones generales. Adáptalas para que satisfagan tus necesidades individuales.
Los competidores principiantes pueden requerir más descanso, así como los corredores que reemprenden sus entrenamientos de velocidad tras un tiempo sin entrenarse, los días calurosos,
etcétera. El corredor medio debe comenzar conservadoramente con tiempos de recuperación. Con experiencia, busca un tiempo de recuperación fijo para cada distancia de intervalo que sea la que dé mejor resultado, y mantente fiel al mismo.
Mantén constante el período de recuperación, y aumenta ligeramente el ritmo y el número de intervalos. Éste es el tipo de mejora que tu cronómetro puede detectar y que desarrolla la confianza a medida que se aproxima el día de la carrera. Sin embargo, cuando estés intensificando al máximo tu preparación para una carrera, a algunos entrenadores les gusta acabar de preparar a sus atletas reduciendo el tiempo de la recuperación.

¿Qué haces durante la recuperación?

Existe la fuerte tentación de tumbarse y dormir un poco. Hagas lo que hagas, no te tiendas, no te sientes, ni te quedes quieto de pie. Además de no favorecer el flujo de la sangre para eliminar el ácido láctico, es probable que tus músculos adquieran rigidez si dejas de moverte. Además, la sangre puede acumularse en las piernas y provocar mareos o desmayos. Por tanto, sigue moviéndote, trotando lentamente o caminando bastante rápido. La mayor parte de los entrenadores de pista prefieren una recuperación corriendo para mantener a sus atletas ágiles y listos para correr. Si no tienes la energía necesaria para correr despacio después de cada intervalo, es que has corrido demasiado rápido. Las investigaciones demuestran que realmente te recuperarás más deprisa entre cada repetición si trotas con suavidad a un ritmo que sea aproximadamente entre 3 y 4 minutos por milla (1.600 m) más lento que el ritmo de una carrera de 10 km. Esto es arrastrar los pies, pero hace que la sangre siga circulando por las piernas. De todos modos, yo empleo una recuperación a base de caminar
para nuestras clases de corredores medios, puesto que así se minimizan los impactos sobre las piernas (especialmente si se corre con dureza sobre pavimento duro), y ayuda a reducir la temperatura del cuerpo (particularmente en días calurosos).

INTENSIDAD DEL INTERVALO (RITMO)

Antes de cada sesión de intervalos digo a nuestras clases: «Corred a un ritmo entre superior al ritmo de una carrera de 5 km y un poco más lento que el ritmo de una carrera de 10 km. Si acabas de finalizar una carrera, o vas a entrar en una, tómatelo con un poco de tranquilidad. Pero si estás sano, bien descansado y te sientes bien, fuerza el ritmo si quieres mejorar tu forma. Hasta qué punto debes forzarlo, te toca decidirlo a ti. Pero sea cual sea el ritmo con el que corras, debes poder mantenerlo durante el conjunto completo de intervalos».

El ritmo de los intervalos viene dictado en gran medida por los objetivos de tu entrenamiento. Corre más rápido para entrenarte para carreras cortas y rápidas; corre más tiempo y no tan deprisa para entrenarte para carreras más largas. Corre al ritmo de carrera de 10 km o ligeramente más despacio para mejorar al máximo el umbral del lactato, y o cerca del ritmo de una carrera de 5 km para mejorar al máximo la economía en el correr, la velocidad y la potencia. Corre a ritmo de carrera para aprender a repartir la energía, y más rápido que el ritmo de carrera para conseguir que el ritmo de la carrera parezca más fácil.

Entra en el entrenamiento de intervalos con suavidad con el ritmo de entrenamiento de carrera antes de pasar a ritmos más rápidos.
Los intervalos se corren en tres categorías generales: a o cerca del ritmo de carrera, más deprisa que el ritmo de carrera y cerca del esprint. A menudo resulta confuso comparar los consejos de entrenamiento de intervalo de un entrenador con los del siguiente, puesto que muchos de ellos usan términos distintos, o los mismos términos con significados distintos. Algunos definen los intervalos como ritmo de carrera y otros como mucho más rápidos que el ritmo de carrera. Algunos emplean el término repeticiones en lugar de intervalos para ritmos más rápidos que el de carrera en ejercicios de velocidad. Para simplificar las cosas, denomino a todos los entrenamientos intermitentes de este articulo como intervalos.

Los separo en cuatro tipos básicos: intervalos de ritmo, rápidos, duros y de potencia.

Al correr intervalos a ritmo de carrera, te familiarizas con el ritmo al que correrás en las carreras. Este esfuerzo debe elevar el ritmo cardíaco hasta aproximadamente el 85-90 % del máximo. La tensión de los intervalos de ritmo proviene de recuperaciones más cortas y más repeticiones, no de una intensidad dura. Aquí puedes elegir entre dos posibilidades: ritmo presente de carrera o ritmo objetivo de carrera. Yo recomiendo empezar con tu nivel de forma actual, e incrementar los intervalos hasta tu ritmo objetivo de carrera realista, aunque difícil, a medida que vaya mejorando tu forma. Al propio tiempo, usa los intervalos de ritmo como transición a los intervalos rápidos. Cada intervalo y cada parte dentro de cada intervalo deben correrse a la misma velocidad, preferible-mente con una diferencia máxima entre ellos de unos pocos segundos. Esto mejora tu sentido del ritmo, y te entrena para contenerte cuando estás descansado, para conservar energía para más tarde y para seguir esforzándote cuando estés cansado, igual que en una carrera.

Obviamente, debes correr intervalos a ritmo de 5 km a fin de entrenar tu ritmo para la distancia de 5 km, e intervalos a ritmo de 10 km a fin de entrenar el ritmo para los 10 km. Pero, ¿qué decir de las carreras más largas?
Algunos intervalos a ritmo de medio maratón y a ritmo de maratón son útiles para aprender a percibir las sensaciones de estas velocidades, pero a esos ritmos estás en realidad corriendo intervalos de ritmo regular.
En la próxima «Guía de entrenamiento de intervalos», usa el ritmo de 10 km para intervalos de ritmo de carrera al entrenarse para el medio maratón y para el maratón. Esta velocidad es lo bastante rápida para resultar difícil, y suficientemente lenta como para practicar el ritmo.

Los intervalos a ritmo más rápido que el ritmo de 5 km imitan o exageran la intensidad de la carrera y son incómodos, haciendo más fácil de esta manera administrar un ritmo rápido el día de la carrera.
Los intervalos rápidos y duros hacen subir el ritmo cardíaco hasta el 90-98 % del máximo, aproximadamente el nivel alcanzado en carreras cortas y rápidas. Una carrera continua a este ritmo no puede mantenerse durante más de 10 minutos aproximadamente.

Comienza tu programa de desarrollo de los intervalos a ritmos conservadores, e incrementa la velocidad de tus ejercicios a fin de prepararte para las carreras. La velocidad del intervalo depende de la cantidad de descanso entre intervalos, de la distancia recorrida y de la cantidad de repeticiones.
Cuanto más corto sea el período de recuperación, y mayor la distancia y el número de repeticiones, más lento será el ritmo.
Una de las claves para que el entrenamiento de intervalos tenga éxito es no correr más kilómetros de velocidad del que tu kilometraje semanal soporta, o a ritmosmás rápidos que los dictados por tu presente nivel de forma para correr.

INTERVALOS DE POTENCIA O REPETICIONES

Muchos entrenadores hacen entrenarse a los corredores a ritmos todavía más rápidos que los acabados de recomendar para los intervalos, especialmente cuando se entrenan para la distancia de 5 km y otras más cortas. Favorecen recorridos cortos y rápidos de entre 30 y 90 segundos (de 100 a 600 m) al 90 % de un esfuerzo máximo.
A esto lo llamo ritmo cercano al del esprint y puede ser tan rápido como en la intensidad aplicada en los 800 m o en los 1.600 m. Algunos veteranos a los que les gusta sufrir pueden correr a un ritmo de esfuerzo casi total en distancias de 800 m y de 1.600 m. Quienes soportan mejor estos ejercicios son los corredores jóvenes, con talento y experiencia que están más preparados para administrar con seguridad estas intensidades.
Existe un límite en cuanto a la rapidez con la que podemos correr con seguridad, por lo que yo no aconsejo estos ejercicios para el corredor mediano. Pero si puedes soportarlos, seguro que te harán más fuerte, más potente y más rápido. Te proporcionarán una amplia experiencia para correr con altos niveles de ácido láctico cuando este oso te salte sobre la espalda. Se mejora la economía en el correr. De hecho, los investigadores de la Universidad del Estado de Arizona descubrieron que Steve Scott mejoró su economía al correr en un 5 % a lo largo de un período de 9 meses tras añadir repeticiones duras a su entrenamiento. El resultado: estableció nuevos récords de América para los 1.500 m y los 1.600 m.
Generalmente, se recomiendan de dos a cuatro repeticiones dado lo elevada que es la intensidad. El tiempo de recuperación es hasta cinco veces el de un recorrido duro. Tómate más tiempo de recuperación si lo necesitas, y menos si no te hace falta. No te creas que eres bobo por tomarte tanto tiempo. A diferencia de los intervalos regulares que requieren una recuperación incompleta para que den un beneficio óptimo, aquí debes hacer una recuperación completa. Es preciso que hayas descansado lo suficiente para poder correr la repetición siguiente tan deprisa como la anterior. Camina, haz trote o incluso tiéndete si quieres durante estas prolongadas recuperaciones. Según recuerdo, pasé la mayor parte de la mía vomitando. Por lo tanto, si tienes un alto umbral para el dolor y quieres aumentar tu velocidad al máximo, prueba con las repeticiones.

Advertencia: tus isquiotibiales pueden rebelarse.

MEJORAR LOS TIEMPOS DE LOS INTERVALOS

Si tu principal objetivo es mejorar tu ritmo por milla (1.600 m), entonces el objetivo del entrenamiento de intervalos debe ser hacer lo mismo. ¿Cuál es la mejor manera de mejorar los tiempos de los intervalos? Para cualquier distancia de intervalo que elijas, determina primero el número de repeticiones y la duración de la recuperación que quieres usar como tus varas de medir. Por ejemplo, puedes elegir aumentar hasta correr 1.600 m cuatroveces con un período de recuperación de 4 minutos, puesto que esto es lo que hiciste como sesiones clave en tu último maratón.
Puedes aflojar volviendo a este tipo de ejercicio durante tres repeticiones con una recuperación de 5 minutos. Para la siguiente sesión, reduce la recuperación a 4 minutos. Idealmente, podrás correr al mismo ritmo en los intervalos incluso aunque reduzcas la recuperación. Una vez te hayas adaptado a tu tiempo de recuperación objetivo y hayas subido a cuatro repeticiones, es hora de escoger como objetivo tu ritmo.

Un buen objetivo es tratar de reducirlo en 1 o 2 segundos en los 400 m. En este ejemplo, entre 4 y 8 segundos en la milla (1.600 m). Cuando pretendes incrementar el ritmo de tus intervalos, puede que quieras bajar ligeramente las repeticiones para ajustarte. Por tanto, para este ejemplo reduce a tres repeticiones pero con la intención de correr cada vuelta ligeramente más deprisa. Una vez hayas alcanzado este objetivo, pasa a cuatro repeticiones hasta que puedas correr al ritmo que te habías marcado como objetivo durante el conjunto completo de cuatro veces una milla. A medida que te vas acomodando a este ritmo, repite este método para reducir tus tiempos en unos pocos segundos más por vuelta.
Recuerda, añade uno o dos intervalos a la vez manteniendo invariable el ritmo y la recuperación, y luego reduce el ritmo. No obstante, no debes obsesionarte con el tiempo. Concéntrate en mantener un ritmo constante y la velocidad vendrá por sí sola.

No tienes que llegar necesariamente al número máximo de repeticiones de los gráficos antes de comenzar a ejercitarte en correr más rápido. Incrementa la velocidad por etapas para permitir a tu cuerpo que se adapte al aumento de las cargas de trabajo. Tratar de correr muy deprisa demasiado pronto en los intervalos puede conducir a la frustración.
El entrenamiento de intervalos produce beneficios rápidos al principio, y menores después. Para los corredores expertos, cada vez que te pones a punto para alguna carrera has de ver ganancias gradualmente menores pero sostenidas. Sé flexible. Sé paciente. La velocidad vendrá (o volverá). Te lo prometo.

AJUSTE DE LAS SESIONES DE INTERVALOS

En una sesión perfecta, acabarás notando que te queda algo y que no estás agotado. El primer intervalo, el del medio y el último han de hacerse al mismo ritmo.
Pero las sesiones perfectas no tienen lugar siempre. Si corres durante toda la sesión a mayor velocidad que la planeada, no pienses que ha sido tan sólo por suerte. Necesitas una mayor dificultad. Reduce el período de recuperación si es posible que sea excesivo, añade más intervalos o alarga la distancia. Por otro lado, quizá no puedas correr la sesión tan deprisa como habías planeado. Haz ajustes. Quizá necesitas más descanso. Si te concedes de 15 a 30 segundos más de recuperación, te puede ser de gran ayuda. O bien reduce el número de intervalos planeado. De esta forma podrás hacer los restantes con tu ritmo objetivo. Interrumpe el ejercicio en cualquier momento en que tu ritmo caiga espectacularmente. Minimiza la pérdida de la confianza y el castigo que le estás dando a tu cuerpo.
Analiza qué es lo que no fue bien. Puede que hayas valorado mal tu nivel físico, y que te hayas marcado un ritmo objetivo demasiado rápido. Quizá la meteorología fue uno de los factores, o simplemente no te encontrabas bien. Una causa común: comenzar demasiado rápido en el primer intervalo. No te irrites. Ajusta la sesión.

ORIENTACIONES GENERALES PARA EL ENTRENAMIENTO DE INTERVALOS

Ten presentes los puntos siguientes:

Haz el calentamiento y el enfriamiento para intervalos.

Haz trote hasta el inicio de los intervalos.

No comiences de cero como si estuvieras en una carrera. Esto impone tensión
a tus piernas.
Procura no dejar tus mejores rendimientos en la pista. Los intervalos deben ser difíciles pero controlados. Deja tus esfuerzos totales para el día de la carrera.

Aunque tener otro corredor o un pelotón de corredores para fundirte con ellos es útil, competir unos con otros arruinaría el ejercicio. Trabajad juntos, o trabaja solo a tu propio ritmo.

Desarrolla un ritmo relajado y procura mantenerlo durante toda la sesión. Si comienzas a perder forma, afloja ligeramente permaneciendo relajado en lugar de tensarte y correr con un exceso de esfuerzo alrededor de la pista.

Concéntrate en la sesión y en tu forma de correr. Algunos corredores de nuestras clases mantienen una conversación mientras están corriendo intervalos. Yo les pido que se reserven la energía para el ejercicio. Además, esto interfiere con la concentración de otros corredores del grupo. Deja la socialización para los períodos de calentamiento y enfriamiento.

No hagas la misma sesión cada semana, busca variedad. Pero vuelve periódicamente a algunos de los ejercicios para medir tu progreso.

Los corredores medios deben limitarse a una sesión de intervalos por semana. Los corredores expertos pueden equilibrar un ejercicio de pista con un fartlek, una sesión de entrenamiento de ritmo constante o de terreno accidentado. Sólo los corredores expertos y que se encuentren en muy buena forma física deben intentar dos sesiones duras de intervalos por semana.

Puedes necesitar un día de recuperación extra entre intervalos mientras te acostumbras, o necesitar un retroceso en tus series de intervalos.

INTERVALOS DE TRANSICIÓN

Para minimizar las lesiones y optimizar la calidad del entrenamiento de intervalos, evita pasar bruscamente de correr simplemente a tu ritmo aeróbico de entrenamiento a tu ritmo de intervalos.

Tanto si eres nuevo en los entrenamientos de intervalos como si los está reanudando después de una lesión, un descanso de invierno u otra interrupción de los entrenamientos facilita que tu cuerpo pueda correr más deprisa con los intervalos de transición.

Los competidores principiantes e intermedios de nuestras clases comienzan con un fartlek modificado para después introducirlos a los cambios de marchas y a los intervalos de 1 milla (1.600 m) para que
adquieran la capacidad de saber correr de modo uniforme a ritmo de carrera durante largas distancias, antes de que les enseñemos a correr más rápido.

 Para corredores más expertos, fartlek, los intervalos de ritmo constante, las repeticiones cuesta arriba, las repeticiones cuesta abajo y las zancadas son buenas elecciones como transición para el entrenamiento de intervalos.

Cuando estás listo para pisar la pista para efectuar intervalos regulares, comienza primero con un ritmo de 10 km y con intervalos más largos, para seguir avanzando en la transición antes de pasar a distancias más cortas y velocidades más rápidas.

Tramos. Estos simples «semiesprints», también llamados «aceleraciones» y «progresivos», pueden ser útiles durante todas las fases del entrenamiento. Además de ser un modo excelente de entrar en los entrenamientos regulares de intervalos, las zancadas sirven para otros muchos fines. Se usan como ejercicio para mejorar la forma; para mantener algo de la velocidad de las piernas durante los descansos de los entrenamientos y mientras se desarrolla la base en lugar de saltarse completamente los ejercicios de velocidad; para facilitar la recuperación de la rigidez al final de un recorrido de distancia media o larga; como una segunda sesión de velocidad ligera durante la semana en que te preparas para poder participar en carreras de velocidad; como un ejercicio final de empuje entre 2 y
4 días antes de una carrera; como un factor final de precalentamiento antes de los ejercicios y de las carreras de velocidad, o simplemente para animar un poco tu modo de correr si te estás sintiendo un poco perezoso o aburrido con una dieta constante de correr despacio. Se pueden correr en cualquier superficie razonablemente plana en la que las plantas de los pies puedan posarse bien. Un campo de hierba es una buena elección, pero incluso un tramo plano de pavimento serviría.

En primer lugar, caliéntate bien.
Una posibilidad es hacer zancadas en el medio o al final de un recorrido de distancia corta o media. Tanto si las usas como un ejercicio separado o como parte de un recorrido de entrenamiento, cuando estés listo para aumentar la velocidad corre enérgicamente durante unos 20 segundos, o unos 100 metros (por ejemplo, la recta de una pista). Son lo bastante cortas como para que no te dejen cansado como en un ejercicio duro, pero añadirán un poco de calidad a tu entrenamiento. Para minimizar el sobreesfuerzo de los músculos, incrementa gradualmente tu velocidad durante los primeros 20 m, mantenla durante 60 m, y luego redúcela en los 20 m finales. Entonces, haz recuperación con 100 m más o menos de trote suave (como puede ser la curva de una pista, o el resto de la vuelta).
Realiza una recuperación completa puesto que el objetivo es ejercitar solamente la velocidad.

No se trata de esprints de esfuerzo máximo, ni de que sea una sesión exclusivamente de velocidad. Corre a una velocidad uniforme y controlada, con un esfuerzo de entre el 80 y el 90 %. El ritmo puede ser desde el propio de 800 m hasta ligeramente más rápido que el de una carrera de
5 km.
Comienza con sólo unos pocos tramos, y auméntalos gradualmente hasta diez o más, cuando se usan como una transición hacia el entrenamiento de velocidad.

Optimización con intervalos. Sincroniza tu progresión para que no llegue a su punto máximo demasiado pronto. Incrementa la intensidad de las sesiones de intervalos durante las dos o cuatro últimas semanas antes de una carrera clave.

 Tu última sesión dura de intervalos debe tener lugar entre diez y catorce días antes de tu carrera objetivo; si es mucho antes, puedes llegar al punto álgido (óptimo) demasiado pronto; si es más tarde, quizá no logres una adaptación suficiente a tiempo, y puede que no te recuperes adecuadamente antes del día de la carrera. Procura que los objetivos que te has marcado para llegar al punto álgido de tus sesiones de entrenamiento tengan cierta dificultad, pero que sean factibles. Elige algunos ejercicios que hayas hecho unas pocas veces mientras desarrollabas tu entrenamiento y que en el pasado hayan demostrado servir para medir tu forma física, tales como seis veces 800 m. Tu objetivo es correr el ejercicio a mayor velocidad que en este ciclo de entrenamiento, quizás incluso a mayor velocidad que nunca. Si logras hacer una buena sesión de intervalos, quedará demostrado que estás preparado
.
Lamentablemente, los altos niveles de forma alcanzados tras llegar al nivel máximo con un programa de intervalos progresivo no se pueden mantener durante más de unas pocas semanas. Por tanto, tras mejorar los tiempos de los intervalos a lo largo de un período de entre aproximadamente 2 y 3 meses con intervalos, aprovéchate de ello. Corre. Si lo consigues, presume de ello. Después relájate un poco
antes de volver a intensificar la intensidad hasta el grado óptimo.
Ir más allá. Muchos corredores expertos y con un buen nivel de forma tienen un ejercicio duro favorito que les gusta hacersólo cuando se acerca una carrera importante. Lo usan como una forma importante de medir su preparación para la carrera.

No es un ejercicio que deba usarse con excesiva frecuencia, quizás una o dos veces al año, quizás incluso una vez en toda tu vida. Estos ejercicios no son fáciles, de hecho los llamo ejercicios de «ir
más allá» puesto que su dificultad percibida se encuentra más allá de la imaginación de la mayor parte de los corredores. Pero para entrar en una nueva dimensión como corredor de competición, tienes que entrenar tu cuerpo y tu mente para ir más allá.
Estos crueles ejercicios deben ser una importante prueba física y mental.
Mi ejercicio más penoso fue 20 veces 400 m a un ritmo superior a 5 minutos cada milla (1.600 m) en un día caluroso. Tras esa inimaginable sesión, supe que podía correr muy bien en una carrera incluso con calor. Y lo hice, 6.400 m (cuatro millas) en 20:09 (un récord personal en más de un minuto). Otro de mis ejercicios clave del pasado fue 6 veces la vuelta de 2.000 m por terreno accidentado en Central Park. Comparando la superior rapidez de este ejercicio con sesiones previas de entrenamiento preparatorias de anteriores maratones, supe que estaba alcanzado el nivel óptimo de
preparación para hacer una gran carrera.
Mi tiempo en este ejercicio bajó de 5:30 por milla (1.600 m) a 5:15. Para el maratón,
establecí un récord personal con una diferencia de 10 minutos, haciendo un promedio
por debajo de 6:00 por cada 1.600 m.
No me habría atrevido a intentar ninguno de estos tiempos si no hubiera «ido más allá» en el entrenamiento. Si te atreves, busca unos pocos ejercicios difíciles que te lleven a una nueva dimensión. Pero procura primero estar en muy buena forma física, y concédete 2 o 3 semanas de recuperación antes de la gran carrera. No te dejes asustar por mí. Los ejercicios no deben ser criminales para que te beneficien, pero deben presentar una dificultad suficiente para presumir de ellos.

 

 

SEIS PASOS PARA ESCRIBIR TU SESIÓN PERSONAL DE INTERVALOS

No todo el mundo tiene un entrenador que aclare el misterio de escribir sesiones de intervalos.

Cualquiera puede hacer el papel de entrenador(animate a entrenarte a ti mismo).

Paso I.

 Determinar tu categoría de forma.
 que mejor describe tu estado actual para participar en una carrera. Sigue las orientaciones para las variables de intervalos de los gráficos siguientes para esta categoría. Se trata de simples orientaciones.
Algunos corredores dotados de velocidad por naturaleza pueden subir un grupo para el entrenamiento de la velocidad.
Otros que no tienen este don de la velocidad, sin experiencia con los entrenamientos de intervalos o que regresan después de una lesión o de haber abandonado los entrenamientos pueden necesitar bajar un grupo.

Paso 2.
 Determina el objetivo de la sesión.
 ¿Te estás entrenando para una carrera de 5 km o para un maratón? ¿Te estás preparando para alcanzar tu punto álgido de preparación a fin de participar en una carrera, o simplemente estás reintroduciendo los ejercicios de velocidad durante el entrenamiento base? ¿Quieres ejercitar el ritmo de carrera o afinar al máximo la velocidad? Éstas son tan sólo algunas de las preguntas que debes responde antes de planificar los intervalos.
Para este ejemplo, nuestro competidor básico se está preparando para una carrera
de 10 km.


Paso 3. Determinación de la distancia del intervalo.

 Para este ejemplo, nuestro competidor básico elige un ejercicio punta para 800 m.

Paso 4. Determinar el ritmo del intervalo.

¿Se trata de ritmo de carrera o de ritmo más rápido que el de carrera? Para este ejemplo, el corredor quiere correr más rápido que el ritmo de carrera. Este competidor básico ha corrido ya varias sesiones a un ritmo de carrera de 5 km y unas pocas a ritmo rápido. La elección aquí es hacer el más dificultoso ritmo duro para una sesión culminante final unos 12 días antes de la carrera.

Paso 5. Determinar la cantidad de intervalos.

En este ejemplo, nuestro corredor ha corrido cinco veces 800 m, y elige reducir el ritmo, al tiempo que se queda en cinco intervalos.

Paso 6. Determinar la recuperación de los intervalos.

 El margen a partir de las tablas para este ejemplo es de entre 3 y 5 minutos. Este corredor ha estado empleando recuperaciones caminando 4 minutos para este ejercicio, y seguirá con ellas como vara de medición.





Fuente:Bob Glover.