Acerca de cómo la música influye el rendimiento deportivo
El clásico Don’t stop me now de Queen, The eye of the tiger que nos transporta directamente a Rocky Balboa entrenando o Beat it
del gran Rey del Pop Michael Jackson son algunas de las canciones
sugeridas por los estudios científicos para optimizar el rendimiento
deportivo; es que la música es una herramienta que puede contribuir y
modificar nuestro rendimiento debido a que afecta los estados de ánimo
previos, durante y post-competición y también los niveles de activación,
la concentración y la motivación, entre otros factores psicológicos que
intervienen en la competencia y en los entrenamientos…aunque momento,
lectores, ¿qué tipo de música es la que genera efectos positivos? ¿A
todos los deportistas las mismas canciones los benefician? ¿Y es la
misma música para correr que para jugar un partido de tenis o nadar?
En 1982, Platonov K.K. reportó que un
metrónomo a un compás de 60 movimientos por minuto afectaba el estado
psicológico de las personas favorablemente; es que está comprobado que
oír música automáticamente activa respuestas vegetativas y fisiológicas
como la respiración, la frecuencia cardíaca, entre otras que siguen el
ritmo de la música. Sin embargo, en los años ’70 comenzaron las
investigaciones cuando los psicólogos tomaron en cuenta que la música
genera y transmite estados de ánimo, influye en los procesos
intelectuales y de volición y hasta en el movimiento (rápido, lento,
cambia el estado de tensión muscular, etc.) (García Ucha, 2013).
Las propiedades motivacionales de la
música y la capacidad que tiene de elevar aspectos positivos del ánimo y
reducir los negativos (cansancio, tensión, etc.) así como de reducir el
esfuerzo percibido y, por tanto, potenciar nuestra fortaleza mental y
física (Karageorghis, s.f.) son algunas de las características y
beneficios que trae combinar música y deporte. Es decir, empezar a
utilizar y a pensar la música como una herramienta de trabajo y de
optimización del rendimiento en el deporte es nuestro desafío.
El objetivo de la música para el
rendimiento deportivo es: generar un estado emocional de pre-arranque
positivo; activar procesos de recuperación y descanso luego de la
competición y el entrenamiento y, por último, consolidar y formar un
estado psicológico de máximo rendimiento (García Ucha, 2013).
Sin embargo, estos objetivos poseen sus matices y vamos a intentar dar algunos consejos acerca de ellos a continuación:
1- De acuerdo al Dr. Costas Karageorghis,
experto en los efectos psicofísicos de la música, indica que muchas
veces la clave está en reproducir la lista de canciones adecuada para
encontrar ese plus de motivación que nos hace falta para completar una
carrera de 10K o completar una rutina de entrenamiento cuando hemos
agotado todas nuestras energías.
2- ¿¡Pero a dónde están los efectos!?
Los estudios de neuroimagen nos aportan información a favor de la
utilización de la música en rutinas de pre-competencia, en tanto
participa el neurocortex, el sistema límbico (sistema encargado del
procesamiento emocional de la información) y la amígdala (estructura
también implicada en la respuesta y procesamiento de información con
contenido emotivo) (García Ucha, 2012).
3- ¿¡Y cómo se produce el efecto!?
Sloboda y Justin (2000) propusieron que la respuesta de nuestro cuerpo a la música tiene 2 orígenes distintos: A) intrínseco, donde la velocidad, volumen y armonía mediatizan la intensidad de las emociones experimentadas y; B)
extrínseco donde intervienen las asociaciones que uno establece con la
música en base a experiencias pasadas, las ideas que activa, etc. Por
estos efectos es que la música “alegre”, con ritmo, incrementa la
actividad del sistema de activación reticular ascendente en nuestro
cerebro, encargado de activarte mientras estas corriendo. ¿¡Y si quiero
relajarme!? Pues entonces lo idea es encontrar música con un tempo que
sincronice con la cantidad de latidos del corazón por minuto que quieres
alcanzar para ese objetivo.
4- Otro dato a tener en cuenta es seleccionar la música en función del impacto cultural que
poseen, es decir, de cuán familiarizados estemos con ella, puesto que
es un factor clave en los efectos de motivación que produce la música.
En general tendemos a preferir o asimilar música que escuchamos con
mayor frecuencia; por eso, escuchar música conocida y preferida por
nosotros es clave (Karageorghis, s.f.).
5- Además, también es importante registrar qué música asociamos con qué tipo de estados de ánimo
o situaciones particulares de la vida; por ejemplo, puede haber música
que asociamos directamente con situaciones de perseverancia, de triunfo,
de placer, etc. De manera tal que al escucharla, automáticamente se
activan a nivel fisiológico, emocional y psicológico aquellos mismos
estados que se activan cuando nos sobreponemos ante adversidades,
cumplimos nuestros objetivos (Karageorghis, s.f.).
Sobre esto, Karageorghis
nos advierte de no incurrir en el error de reproducir siempre las
mismas canciones porque así como hoy nos activan y ayudan, la repetición
continua no sólo genera cansancio sino que pierde sus propiedades
motivacionales y de activación. Lo ideal es renovar la lista entre
semanas.
6- ¿¡Y las letras, la poesía interna de una canción, qué posición ocupan en este inter-juego!?
Las letras, si poseen sentido y significación para el deportista pueden
ser muy importantes. Por eso los investigadores sugieren encontrar y
elegir canciones que tengan letras inspiradoras que indiquen eso que
quieres alcanzar.
Para finalizar, algunas sugerencias:
A. El empleo de la música no es eficaz en el 100% de los deportistas; existen diferencias individuales.
B. Es necesario conocer la cultura musical del deportista para preparar un buen entrenamiento y efecto a través de la música.
C. El trabajo con la música tiene un carácter individual, por ello los deportistas deben tener grabadoras portátiles personales.
D.
El lugar en el que se escucha la música también condiciona los efectos
de ésta. Por ello, hay que prestar atención a dónde se escucha la música
en función de qué deseamos lograr a nivel emocional, en cuanto a su
nivel de activación, concentración, motivación, etc.
E. Esta actividad debe tener para el deportista un carácter creador, agradable y de obtención de metas.
F.
No necesariamente la música debe tener una fuente real, puede llevarse
por dentro. Aprender a incluir la música en el momento necesario es muy
significativo para la autoregulación del estado emocional y la capacidad
de trabajo.
G. Este trabajo no es sinónimo de éxito.
No hay comentarios:
Publicar un comentario