viernes, 9 de enero de 2015

Acerca de cómo la música influye el rendimiento deportivo

 

 El clásico Don’t stop me now de Queen, The eye of the tiger que nos transporta directamente a Rocky Balboa entrenando o Beat it del gran Rey del Pop Michael Jackson son algunas de las canciones sugeridas por los estudios científicos para optimizar el rendimiento deportivo; es que la música es una herramienta que puede contribuir y modificar nuestro rendimiento debido a que afecta los estados de ánimo previos, durante y post-competición y también los niveles de activación, la concentración y la motivación, entre otros factores psicológicos que intervienen en la competencia y en los entrenamientos…aunque momento, lectores, ¿qué tipo de música es la que genera efectos positivos? ¿A todos los deportistas las mismas canciones los benefician? ¿Y es la misma música para correr que para jugar un partido de tenis o nadar?




En 1982, Platonov K.K. reportó que un metrónomo a un compás de 60 movimientos por minuto afectaba el estado psicológico de las personas favorablemente; es que está comprobado que oír música automáticamente activa respuestas vegetativas y fisiológicas como la respiración, la frecuencia cardíaca, entre otras que siguen el ritmo de la música. Sin embargo, en los años ’70 comenzaron las investigaciones cuando los psicólogos tomaron en cuenta que la música genera y transmite estados de ánimo, influye en los procesos intelectuales y de volición y hasta en el movimiento (rápido, lento, cambia el estado de tensión muscular, etc.) (García Ucha, 2013).
Las propiedades motivacionales de la música y la capacidad que tiene de elevar aspectos positivos del ánimo y reducir los negativos (cansancio, tensión, etc.) así como de reducir el esfuerzo percibido y, por tanto, potenciar nuestra fortaleza mental y física (Karageorghis, s.f.) son algunas de las características y beneficios que trae combinar música y deporte. Es decir, empezar a utilizar y a pensar la música como una herramienta de trabajo y de optimización del rendimiento en el deporte es nuestro desafío.
El objetivo de la música para el rendimiento deportivo es: generar un estado emocional de pre-arranque positivo; activar procesos de recuperación y descanso luego de la competición y el entrenamiento y, por último, consolidar y formar un estado psicológico de máximo rendimiento (García Ucha, 2013).


 Sin embargo, estos objetivos poseen sus matices y vamos a intentar dar algunos consejos acerca de ellos a continuación:


1- De acuerdo al Dr. Costas Karageorghis, experto en los efectos psicofísicos de la música, indica que muchas veces la clave está en reproducir la lista de canciones adecuada para encontrar ese plus de motivación que nos hace falta para completar una carrera de 10K o completar una rutina de entrenamiento cuando hemos agotado todas nuestras energías.

2- ¿¡Pero a dónde están los efectos!?

  Los estudios de neuroimagen nos aportan información a favor de la utilización de la música en rutinas de pre-competencia, en tanto participa el neurocortex, el sistema límbico (sistema encargado del procesamiento emocional de la información) y la amígdala (estructura también implicada en la respuesta y procesamiento de información con contenido emotivo) (García Ucha, 2012).

3- ¿¡Y cómo se produce el efecto!? 

Sloboda y Justin (2000) propusieron que la respuesta de nuestro cuerpo a la música tiene 2 orígenes distintos: A) intrínseco, donde la velocidad, volumen y armonía mediatizan la intensidad de las emociones experimentadas y; B) extrínseco donde intervienen las asociaciones que uno establece con la música en base a experiencias pasadas, las ideas que activa, etc. Por estos efectos es que la música “alegre”, con ritmo, incrementa la actividad del sistema de activación reticular ascendente en nuestro cerebro, encargado de activarte mientras estas corriendo. ¿¡Y si quiero relajarme!? Pues entonces lo idea es encontrar música con un tempo que sincronice con la cantidad de latidos del corazón por minuto que quieres alcanzar para ese objetivo.

4- Otro dato a tener en cuenta es seleccionar la música en función del impacto cultural que poseen, es decir, de cuán familiarizados estemos con ella, puesto que es un factor clave en los efectos de motivación que produce la música. En general tendemos a preferir o asimilar música que escuchamos con mayor frecuencia; por eso, escuchar música conocida y preferida por nosotros es clave (Karageorghis, s.f.).

5- Además, también es importante registrar qué música asociamos con qué tipo de estados de ánimo o situaciones particulares de la vida; por ejemplo, puede haber música que asociamos directamente con situaciones de perseverancia, de triunfo, de placer, etc. De manera tal que al escucharla, automáticamente se activan a nivel fisiológico, emocional y psicológico aquellos mismos estados que se activan cuando nos sobreponemos ante adversidades, cumplimos nuestros objetivos (Karageorghis, s.f.).

Sobre esto, Karageorghis nos advierte de no incurrir en el error de reproducir siempre las mismas canciones porque así como hoy nos activan y ayudan, la repetición continua no sólo genera cansancio sino que pierde sus propiedades motivacionales y de activación. Lo ideal es renovar la lista entre semanas.


6- ¿¡Y las letras, la poesía interna de una canción, qué posición ocupan en este inter-juego!? 

 Las letras, si poseen sentido y significación para el deportista pueden ser muy importantes. Por eso los investigadores sugieren encontrar y elegir canciones que tengan letras inspiradoras que indiquen eso que quieres alcanzar.



Para finalizar, algunas sugerencias:

A. El empleo de la música no es eficaz en el 100% de los deportistas; existen diferencias individuales.
B. Es necesario conocer la cultura musical del deportista para preparar un buen entrenamiento y efecto a través de la música.
C. El trabajo con la música tiene un carácter individual, por ello los deportistas deben tener grabadoras portátiles personales.
D. El lugar en el que se escucha la música también condiciona los efectos de ésta. Por ello, hay que prestar atención a dónde se escucha la música en función de qué deseamos lograr a nivel emocional, en cuanto a su nivel de activación, concentración, motivación, etc.
E. Esta actividad debe tener para el deportista un carácter creador, agradable y de obtención de metas.
F. No necesariamente la música debe tener una fuente real, puede llevarse por dentro. Aprender a incluir la música en el momento necesario es muy significativo para la autoregulación del estado emocional y la capacidad de trabajo.
G. Este trabajo no es sinónimo de éxito.






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