sábado, 13 de septiembre de 2014

Haile Gebrselassie, neurocientífico

Haile Gebrselassie, neurocientífico    


Mientras conducía de vuelta a casa hacia San Diego estuve pensando sobre mi experiencia con Haile Gebrselassie. Se repetía un cierto patrón en sus conductas y en sus palabras. Expresaban a un hombre que corre mucho por sensaciones, cuyas elecciones y acciones como corredor vienen determinadas por lo que su cuerpo, y en particular sus tripas y su corazón, le dicen que haga, más que por lo que las teorías o convenciones con un poco de ayuda de la tecnología. Su felicidad no es accidental en cuanto a su éxito como corredor: es el secreto de su éxito. No corre solo porque le haga feliz, sino que también corre de la forma que le hace más feliz. Si se siente bien haciéndolo, lo hace.
Aunque vivir según este principio podría llevar a un corredor a evitar el dolor, Geb obtiene tanto placer de su cruzada interminable para correr a mayor velocidad (y a menudo a una velocidad mayor que la que cualquier otro humano haya podido alcanzar jamás) que ha aprendido a disfrutar del dolor que lo acompaña, como el dolor que provoca subir una montaña.  

 No realiza ejercicios específicos en una secuencia particular para estimular una serie precisa de adaptaciones fisiológicas calculadas para aumentar su rendimiento; se entrena para aumentar su confianza. Si un ejercicio le hace sentirse preparado para romper un récord mundial, está preparado para romper un récord mundial. Simplemente puede sentirlo. El trabajo de su entrenador consiste principalmente en ayudarlo a aumentar la confianza en su capacidad para alcanzar las metas.  
 Su entrenamiento es una rutina familiar y de confianza. No coincide exactamente con la forma en que fue enseñado a entrenarse cuando era joven. Dicha forma son los cimientos, pero él ha personalizado los detalles basándose en su sentido de mejora constante sobre qué métodos le sirven individualmente y cuáles no.
Nació no solo con genes de corredor cercanos a la perfección, sino que también aprende de la experiencia que proporciona el correr mejor que otros corredores. No es ninguna sorpresa que considere que su experiencia es una ventaja frente a la mayor potencia de los corredores más jóvenes.   
Lo que en especial me interesaba de su condición de segundo mejor fondista de la historia, aparte de ser el corredor por sensaciones por antonomasia, era cómo validaba nuevas ideas científicas sobre el funcionamiento cerebral y la especial importancia del cerebro —no solamente la mente, sino también ese órgano húmedo, electrificado, de 1300 gramos— en relación con el rendimiento de resistencia.

Recientes descubrimientos en neurofisiología y neuropsicología del ejercicio han inspirado el desarrollo de un nuevo modelo de rendimiento de resistencia que considera al cerebro como el centro de actividad que regula cada faceta, desde el ritmo de zancada y la fatiga hasta la adaptación y recuperación.

Este nuevo modelo
tiene importantes implicaciones prácticas sobre el modo en que los corredores se enfrentan al deporte y yo creo que es una invitación específica hacia el enfoque del entrenamiento por sensaciones. Consideremos los siguientes hallazgos seleccionados:     

1)  Investigaciones de la Universidad de Ciudad del Cabo, Sudáfrica, han mostrado que la percepción subjetiva del esfuerzo (cómo se siente el ejercicio duro) es un mejor predictor de la fatiga en el ejercicio que la frecuencia cardiaca, el nivel de ácido láctico en sangre, el consumo de oxígeno, el agotamiento del combustible muscular o cualquier otro factor fisiológico. Tal y como al gran doctor Timothy Noakes le gusta decir «la sensación de fatiga es fatiga».   

2)  Investigaciones de psicólogos del ejercicio han demostrado una fuerte correlación entre el disfrute del ejercicio, la adherencia al ejercicio, la autoeficacia y la capacidad de resistencia.
Específicamente, cuanto más en forma esté una persona, más competente se sentirá practicando un ejercicio, y cuanto más competente se sienta, más disfrutará de él y cuanto más disfrute del ejercicio mayor será la probabilidad de que lo siga haciendo, y así sucesivamente. Pero hay evidencias del mundo real que nos dicen que la secuencia contraria también es cierta: cuanto más disfrute una persona del ejercicio, más en forma estará.    

 3) En un estudio realizado en la Universidad de Exeter, Inglaterra, a los sujetos les fueron concedidas cuatro oportunidades para completar una contrarreloj de 4 km en bicicleta lo más rápido posible. Sin embargo, no les dijeron la distancia de las pruebas antes de comenzar la primera; les dijeron únicamente que, fuera cual fuera la distancia, era la misma para las cuatro pruebas. No recibieron ninguna información sobre la distancia ni el tiempo durante el transcurso de las pruebas ciclistas. Y a pesar de esta ceguera, los sujetos completaron la última contrarreloj exactamente con la misma media de tiempo empleado que otro grupo de sujetos al que le fue dada información sobre el tiempo y la distancia. Los sujetos del primer grupo de forma natural y prudente fueron mucho más lentos en la primera contrarreloj, fueron un poco más agresivos en la segunda y así sucesivamente. De forma gradual sintieron el modo de alcanzar el ritmo óptimo.    

4) Investigaciones realizadas por el experto en biomecánica Benno Nigg ha demostrado que los corredores tienen menos probabilidad de sufrir lesiones cuando eligen las zapatillas deportivas con las que se sienten más cómodos.     

5)Un equipo de científicos de la Universidad de Birmingham, Inglaterra, descubrió que los sujetos tenían un mejor rendimiento en una contrarreloj en bicicleta cuando se enjuagaban la boca con una bebida deportiva sin llegar a tragar el líquido, porque los carbohidratos de la bebida activaban el centro de recompensa del cerebro que les provocaba la sensación de que el esfuerzo era menor.

6)  Estos estudios apuntan a una verdad general: a través del cerebro, nuestros cuerpos nos dicen casi todo lo que necesitamos saber para maximizar nuestro rendimiento como corredores. Conectar con cómo nos sentimos, y manipular esas sensaciones en la medida de lo posible es una forma mucho más poderosa de controlar y retrasar la fatiga, controlar el ritmo, prevenir las lesiones, disfrutar de correr y simplemente correr más rápido que guiarnos estrictamente por los métodos de entrenamiento convencionales, la ciencia y la tecnología.

Fuente: Correr. Matt Fitzgerald.

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