jueves, 2 de octubre de 2014

CREENCIAS DE AUTOEFICACIA Y COACHING.


Uno de los principales conceptos de la Teoría Cognitiva Psicosocial es que cada individuo es responsable de sus  propias acciones y puede aprender a regular y a mejorar su conducta utilizando las habilidades del pensamiento.

 En esta perspectiva socio-cognitiva los individuos son  vistos como proactivos y autorreguladores de su conducta mas que como seres  reactivos y controlados por fuerzas ambientales o biológicas.
Los seres humanos  pueden producir cambios en ellos mismos y en las situaciones que les rodean a través  de su propio esfuerzo, es decir que tienen la posibilidad de ejercer un determinado  grado de control sobre su destino. 
Bandura no considera que el ser humano esté  gobernado por fuerzas internas (determinismo personal), ni por estímulos externos  (determinismo ambiental), sino que la conducta, los factores ambientales y los  personales actúan entre sí como determinantes interactivos.. 


Para la teoría cognitiva psicosocial uno de los aspectos más importantes del  funcionamiento psicológico y social de la persona es el pensamiento autorreferente Bandura (1999), estos pensamientos que

el ser humano realiza de sí mismo son determinantes para su motivación y su forma de actuar.

El pensamiento autorreferente o autoconocimiento actúa como intermediario entre el conocimiento y la acción. El ser humano tiene capacidad para reflexionar sobre sus propias experiencias y sobre sus
conocimientos, para poder llegar a alcanzar un conocimiento genérico sobre sí mismo y sobre el mundo que le rodea, pudiendo evaluar y modificar sus pensamientos.



Es decir que, puede llegar a percibir sus ideas, actuar sobre éstas, e incluso juzgar si son
adecuadas o no a partir de los resultados obtenidos.
Entre los distintos aspectos del autoconocimiento o pensamiento autorreferente, la opinión que el propio ser humano tenga de su eficacia personal es el aspecto que más influye en su vida diaria, según Bandura, es decir, que el nivel de motivación, los estados afectivos y las acciones de las personas se basan más en las creencias personal mas que en la información objetiva, y como es lógico suponer, los distintos individuos procesan la información de diferente forma.


El concepto de autoeficacia percibida de Albert Bandura (1986) se centra en las creencias sobre la capacidad para organizar y ejecutar los cursos de acción requeridos para manejar situaciones futuras. Dichas creencias influyen en la conducta de las personas desde distintas perspectivas, por ejemplo: la cognitiva al seleccionar las metas, la motivacional al perseverar ante los obstáculos, la emocional al regular el nivel de activación, y la de selección de procesos al elegir conductas.

Las creencias de autoeficacia determinarán, en gran parte, no sólo la conducta a realizar por el individuo, sino también la cantidad de esfuerzo a emplear, el grado de perseverancia ante situaciones conflictivas, así como la actitud de estrés y ansiedad o, por el contrario, de seguridad, con las que se enfrenta el ser humano en la vida diaria.

Concepto de Autoeficacia

Bandura, define autoeficacia percibida como "los juicios de cada individuo sobre  sus capacidades, en base a los cuales organizará y ejecutará sus actos, de modo que,  le permitan alcanzar el rendimiento deseado". “Por lo tanto, el concepto no hace  referencia a los recursos de que se disponga sino a la opinión que tenga sobre lo que  puede hacer con ellos”. La autoeficacia o las percepciones de autoeficacia son juicios  personales y por lo tanto tienen un componente de mayor o menor subjetividad, son  creencias sobre nuestras propias capacidades, relacionadas con la experiencia de  dominio personal y que afectan a la motivación y a la conducta.
"Un rendimiento adecuado requiere tanto de la existencia de habilidades como de la creencia por parte del sujeto de que dispone de la eficacia suficiente para utilizarlas", siendo en muchas ocasiones la falta de creencias de autoeficacia la que impide el rendimiento adecuado.
 Las personas cuando creen con firmeza en sus  propias capacidades para resolver situaciones de toma de decisiones complejas, se  establecen retos, usan un buen pensamiento analítico Bandura y Wood (1989) y consiguen logros en la ejecución, mientras que cuando cuentan con un nivel de autoeficacia bajo cometen más errores,  reducen sus aspiraciones y disminuyen la  calidad de sus ejecuciones.
Bandura lo resume así: "es difícil lograr algo cuando se  lucha contra las dudas en relación a uno mismo".
Las personas que fijan y alcanzan logros experimentan un incremento en la  autoeficacia que puede facilitar la fijación de logros más difíciles cuya consecuencia  permite aumentar de nuevo su autoeficacia, y así sucesivamente, es decir que la  autoeficacia puede ser tanto una causa como una consecuencia de los resultados de ejecución.
Las creencias de autoeficacia son el resultado de un proceso complejo de auto-persuasión que depende del procesamiento cognitivo de la información procedente de  las experiencias de éxito o dominio, la información vicaria, la persuasión verbal y el estado fisiológico.
Sin embargo habrá que  diferenciar entre la información  proporcionada por estas cuatro vías y la información realmente seleccionada, valorada  e integrada por la persona. Para sentirse eficaz, es preciso haber tenido éxito antes y  haberlo percibido así.
Bandura (1977, 1986, 1999) establece las diferencias existentes entre autoeficacia  percibida y expectativas de resultados: autoeficacia percibida es la creencia de que  uno es capaz de ejecutar con éxito un determinado comportamiento requerido para  obtener unos resultados específicos a un determinado nivel de ejecución. Expectativa  de resultados es la creencia de que un determinado comportamiento conducirá a  unos determinados resultados, es decir que implica una valoración de las consecuencias subsecuentes a la conducta. Ahora bien, para Bandura (1986) no es  posible separar los resultados obtenidos de los juicios valorativos sobre el propio  rendimiento del cual depende. Así pues, la forma que tiene cada ser humano de  comportarse determinará en gran medida los resultados obtenidos; por lo tanto, ambos pueden interactuar para determinar la conducta de manera que, aunque un sujeto puede apreciar que una determinada conducta lleva a un resultado concreto (disponiendo de alta expectativa de resultado), si este sujeto no dispone de la creencia sobre sus capacidades para realizar con éxito dicha tarea (baja expectativa de autoeficacia) posiblemente no realice la tarea o la realice de manera incorrecta Guzmán (1996). De ambos tipos de expectativas, Bandura (1986) otorga a las expectativas de eficacia un papel más importante en el pensamiento autorreferente, pues será la autoeficacia percibida la que determinará la iniciación de la conducta, el esfuerzo dedicado, el rendimiento actual y futuro y el patrón de reacciones emocionales.



La autoestima, el autoconcepto, o la autoconfianza no deben confundirse con la autoeficacia percibida, ya que tienen un carácter global o general, y sin embargo la autoeficacia está más vinculada a tareas y capacidades específicas, además de considerar al sujeto como un aprendiz activo con capacidad de transformación, desarrollo e iniciativa. Sin embargo, una percepción de autoeficacia fuerte en una parcela concreta, puede generalizarse a otros contextos o situaciones similares, y esta percepción de éxito que tiene el sujeto, puede llevar a sentimientos positivos más generalizados acerca de si mismo. Lo ideal sería que esta transferencia o generalización se produjera tras un análisis
objetivo y realista de las experiencias de éxito y de fracaso, tipo de situación, recursos, poniendo el énfasis en la propia conducta más que en lo que no dependa de uno mismo, y es ahí donde el Coaching se muestra eficaz. 





 Asi pues..


Las creencias de autoeficacia son los juicios que tienen las personas sobre si van a llevar a cabo con éxito una determinada tarea a un determinado nivel de ejecución.
Las personas que muestran altos niveles de autoeficacia establecen metas y retos mas grandes o desafiantes manteniendo un nivel de compromiso elevado, creen con firmeza en sus propias capacidades para solucionar situaciones complejas y las enfocan con la seguridad de controlarlas, se sienten estimulados por aquellos obstáculos que exigen un mayor esfuerzo, perciben la actividad o tarea como accesible e ilusionante, usan un pensamiento positivo, y realizan esfuerzos intensos y
perseverantes para lograr el objetivo . 
Estas personas se resisten al fracaso, no centran la atención en las amenazas ni insisten en los pensamientos molestos sino que transforman cognitivamente las situaciones amenazantes en benignas. 
También recuperan rápidamente la sensación de eficacia ante cualquier fracaso atribuyéndolo a la insuficiencia de esfuerzo y no a una falta de habilidad. Además adecuan mejor su nivel de activación, muestran mayor satisfacción, logran mejores resultados y en definitiva una mayor productividad personal. 






Las creencias de autoeficacia son el producto de un proceso complejo de auto-persuasión que depende del procesamiento cognitivo de las siguientes fuentes de información: logros de ejecución, información vicaria, persuasión verbal y estado fisiológico. Sin embargo habrá que diferenciar entre la información proporcionada por estas cuatro vías y la información realmente seleccionada, valorada e integrada por el sujeto en juicios de autoeficacia. 
Puede ocurrir que, aun consiguiendo un alto nivel de ejecución, y siendo óptima la persuasión social, la información vicaria y el estado fisiológico, no se mejore la autoeficacia percibida, pues el sujeto simplemente, no lo perciba así. 
Es ahí donde la actuación del coach será determinante para una adecuada percepción, pudiendo ayudar a su cliente a identificar patrones de pensamiento limitantes o destructivos y a sustituir los mismos, por otros mas constructivos, productivos y altamente funcionales.



 Promover las altas creencias de autoeficacia mediante el establecimiento de objetivos acertados y un adecuado procesamiento de la información procedente de sus cuatro fuentes de información, resulta muy útil para conseguir lograr ese punto optimo de percepción subjetiva de la propia competencia, que hará que, a igual capacidad real entre dos sujetos, obtenga mejores resultados el que se juzga capaz.
Ese punto ligeramente por encima de la capacidad o habilidad real es el que hace que uno se atreva a pensar en grandes metas, pero al mismo tiempo, le aleje de la tan perjudicial falsa confianza.
La percepción de autoeficacia influyendo básicamente, sobre el nivel de compromiso y perseverancia ante los obstáculos, el nivel de estrés percibido, y la determinación para la acción, hace más factible el logro de grandes metas. 
Los éxitos conseguidos y la atribución de los mismos a la propia conducta incrementan de nuevo la percepción de autoeficacia, facilitando la fijación de objetivos de mayor envergadura. Las creencias de autoeficacia son tanto una causa como una consecuencia de los éxitos o resultados de ejecución. El Coaching, debe contribuir no solo a la adecuada percepción de los éxitos, relacionándolos con conductas internas, específicas y controlables, sino también de los fracasos, convirtiendo estos,
 en experiencias de “fracaso controlado”, que son aquellas en las que se percibe un control razonable de la situación, lo cual puede hacer también factible el fortalecimiento de la autoeficacia.



Un coach debe tener muy en cuenta el proceso de establecimiento de metas y la importancia de simultanear los objetivos de ejecución (las acciones o conductas concretas), con los de resultados (ganar o perder), así como algunas otras técnicas cognitivas para el control del pensamiento. 

No cabe duda que si se tiene la oportunidad de realizar una evaluación objetiva del rendimiento basada en tareas y competencias en relación con los resultados, garantizaremos una percepción de
autoeficacia más madura y consistente.
Aunque la Autoeficacia se va formando desde temprana edad, es también una formación dinámica, donde el Coach puede y debe intervenir, evidentemente sin pretender que un proceso de Coaching, por sus limitaciones en cuanto a tiempo, pueda producir grandes cambios y duraderos, lo cual solo llegará cuando el sujeto los internalice. 

Un coach, para reforzar esta percepción, dispone de la información procedente de las cuatro fuentes de información de la autoeficacia, además del repertorio de habilidades y herramientas que, en función de su experiencia y profesionalidad pueda conocer y manejar. El proceso de establecimiento de Metas, el control de las cogniciones disfuncionales, el dialogo interno, o el entrenamiento en Imágenes, son algunas de ellas. 


Quizá algunas personas prefieran que les digan cuales deberían ser sus metas, pero es esencial que ellas mismos acepten la responsabilidad de sus actuaciones y contribuyan de forma especial al establecimientos de metas individuales. Ampliando el nivel de conciencia de la persona no solo se dará cuenta por si mismo de si practica o no la escucha activa, de si un grupo muscular presenta demasiada tensión al hablar frente a un auditorio, o si en un momento dado, sus pensamientos están siendo auto-limitantes, los beneficios de ampliar su nivel de conciencia son múltiples para su desarrollo cognitivo y emocional. Las personas aumentan su grado de control de la situación cuando reflexionan sobre su estado ideal de ejecución, sobre las ejecuciones pasadas, sobre sus puntos fuertes y débiles, y a medida que mejora el autocontrol las personas experimentan un sentido creciente de éxito.
Las creencias de autoeficacia son tanto una causa como una consecuencia de los éxitos.
El Coaching es una herramienta para mirar hacia dentro de uno mismo y ver algo más allá del éxito o del fracaso, del ganar o del perder, es un método para objetivar lo subjetivado, para ampliar la autoconciencia, y también ¿Porqué no?, para creer que..............





 Marisa Rozalén Castillo. Profesora del MBA del Real Madrid.








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