sábado, 4 de octubre de 2014

EL TRIÁNGULO DEL CORREDOR

EL TRIÁNGULO DEL CORREDOR: EQUILIBRAR LA ACTIVIDAD DE CORRER CON EL TRABAJO Y LA FAMILIA


Comprométete en alcanzar objetivos, pero corre sin perder la perspectiva. Equilibra el triángulo de la vida: el lado físico del correr (cuerpo), el lado intelectual y de tu carrera profesional (mente), y el lado espiritual y emocional (alma). A esto lo llamo «el triángulo del corredor».
Todos los corredores deben jugar a este juego de equilibrio; algunos se comportan en esto con mayor responsabilidad que otros.
Correr en competición exige sacrificios. El correr es prioritario en ocasiones, especialmente cuando te entrenas para un maratón.
Otras veces el trabajo o la familia se vuelven cada vez más importantes y se sacrifica el entrenamiento. Procura mantener un equilibrio razonable. En el momento en que pongas más énfasis en uno de los lados del triángulo, los otros lados se verán afectados negativamente, quizá dañados.

Trabajo. 

No creas que eres el únicocorredor que piensa a menudo en correr mientras está en el trabajo. Todos lo hacemos.
El truco está en mantener nuestros trabajos para que podamos permitirnos correr. Míralo positivamente. Tu programa de correr puede ayudarte a ser más productivo
en el trabajo. Las investigaciones demuestran que el ejercicio vigoroso regular mejora la creatividad y el estado de ánimo.
La autoestima conseguida con los éxitos en el correr también dan lugar a una mayor confianza en las decisiones de tu carrera profesional.
Pero también puede funcionar al revés. Si llegas tarde al trabajo, lo dejas antes de hora o te tomas demasiado tiempo a la hora de comer al mediodía para ir a correr, es posible que no seas muy popular con tu jefe ni con tus compañeros de trabajo. Si estás excesivamente cansado por tener que levantarte temprano para ir a correr antes de acudir al trabajo, o tienes una «resaca» como consecuencia de una sesión dura de ejercicios o de una carrera, o estás crónicamente muy cansado por un exceso de entrenamiento, no serás tan bueno en el trabajo. Un error en el que caen muchos corredores es hablar demasiado sobre su actividad. Tu jefe y tus compañeros de trabajo pueden quedar impresionados por tus logros y tenerte en gran consideración, en consecuencia. O pueden pensar que el tiempo y la energía que dedicas a correr interfieren con tu dedicación al trabajo.
Por tanto, aunque prefieras estar corriendo que trabajando, no lo digas.
Otros corredores se enfrentan con un difícil dilema. Sus horas de trabajo y el estrés derivado del mismo les resta capacidad para entrenarse. ¿Qué hacer? En primer lugar, estructura una rutina que minimice el conflicto, como por ejemplo correr por la mañana antes de trabajar. Échale un buen vistazo a tus horas de trabajo. ¿Qué parte del tiempo extra que pasas voluntariamente en el trabajo es realmente necesario?
Considera la posibilidad de hablar de tu necesidad de un horario de trabajo más
flexible con tu jefe.
Algunos corredores toman la decisión última. Si correr es una parte muy gratificante de tu vida, y tu trabajo está interfiriendo gravemente este placer, busca otro trabajo. Probablemente, también esté estresando tu vida familiar y social. Tienes derecho a ser feliz. Conozco a muchos corredores que toman esta decisión. La mayoría, pero no todos, no lo lamentan nunca. Pero no vayas a pensar en que te estoy alentando a ser un corredor vagabundo.
La mejor solución es encontrar la felicidad y el éxito tanto en el correr como en tu carrera profesional. Se puede hacer.

 Familia.

 ¿Son compatibles las carreras de competición y las relaciones? Una encuesta hecha a corredores mostró que la mitad de ellos admitían que sus cónyuges se sentían ignorados. Estoy seguro de que los niños también se sienten de esta manera.
Esfuérzate tanto por mantener felices a los demás como lo haces con tu correr.
Trata de convertir a tu familia y amigos en aliados, en un grupo de apoyo. Llévalos contigo como animadores en las carreras;llévalos a viajes emocionantes. La mejor manera de ganar en el juego es ser flexible,compartiendo tu interés por el correr, pero acomodando tus deberes en el hogar, vigilar a los niños, cenas románticas y similares en tu horario. Si tu cónyuge o hijos tienen sus propias aficiones apasionantes, apóyales en compensación. Sé justo. Ella y yo tenemos suerte. Podemos compartir plenamente nuestras experiencias de correr puesto que nos entrenamos y participamos en carreras a ritmos similares. Pero si tu significativo otro, amigo o niño corre más despacio que tú, no seas jactancioso. Corre con ellos, no delante de ellos. Sacrifica tu sesión de ejercicios de vez en cuando. Anímalos aunque sumotivación y capacidad no estén a tu altura.
Ambos son corredores, pero ¿tienen pequeños en casa? Ahora hablen de cooperación real. Haz turnos para cuidar de los niños de modo que los dos puedan sacar el mayor provecho del correr, pero programen algún tiempo para correr juntos. Esto puede suponer buscar a una tercera persona para que vigile a los pequeños, o intentar correr llevando el cochecito del bebé con ustedes.
La mayor parte de los corredores tienen sus horarios dedicados a correr bien integrados en los demás aspectos de sus vidas, haciendo incluso una positiva contribución al lado de su vida distinto del correr.
Estar «enganchado» al correr puede ser una gran ventaja. Pero la línea de separación entre la adicción positiva y la negativa puede ser muy delgada. Algunos corredores pierden la perspectiva por completo. Correr se convierte en un fin, no en un medio.
La fase final de esta adicción negativa se da cuando el correr se convierte en tu trabajo, cuando los
amigos y los seres queridos pasan a ocupar un lugar secundario en tu vida, o cuando eres incapaz de dejar de correr aunque te enfrentes con una lesión grave.
Si has alcanzado alguno de estos puntos, necesitas reexaminar por qué corres y volver a equilibrar tu vida. No dejes que el «triángulo del corredor» se derrumbe sobre ti y sobre tus seres queridos a cambio de más kilometraje y tiempos más rápidos.



Fuente: Bob Glover.

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